51 años de la primera ducha de champagne

15/06/2018 10:28

Pero, ¿cómo nace esta tradición? La primera botella descorchada de la que se tiene constancia fue hace ahora justo 110 años. Fue el 12 de junio de 1907, cuando el príncipe Scipione Borghese, acompañado por su chófer Ettore Giuzziardo y el periodista Luigi Barzini del diario Daily Telegraph, recibieron una botella mágnum de Mumm por la victoria en la famosa Pekín-París de 1907. El Príncipe la abrió y compartió con sus rivales y el público.

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Aunque en algunas competiciones en Reims o en el Penedés barcelonés dos zonas productoras de champagne y cava respectivamente– dieron este oro líquido como premio a los ganadores de las carreras que se disputaban en la zona, habría que enmarcarlo más bien en la tradición de ofrecer productos locales como cortesía al ganador. Incluso en los 60 y 70 no era raro encontrar carreras con premios honoríficos en forma de botellas de champagne, por ejemplo, 100 botellas al autor de la vuelta rápida, ofrecidos por las empresas del sector.

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Muchos ven a Tazio Nuvolari el origen de la tradición. Fue cuando ganó, en 1936, la Copa Vanderbilt. El importador de Moët & Chandon en Estados Unidos era uno de los amigos íntimos del filantrópico millonario y junto a la espectacular Copa Vanderbilt, Nuvolari recibió un jeroboan Moët. Los tres litros del líquido fueron vertidos en la copa e inmediatamente, Nuvolari se la llevó a los labios y otros componentes del equipo también tuvieron derecho a la degustación. Vanderbilt justificó el gesto diciendo que "tras una carrera tan dura, seguro que necesitan beber algo para refrescarse".

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Pero fue en 1950, en el GP de Francia en Reims, en el que por vez primera el ganador de un GP recibió en el podio una botella de champagne junto a la copa y la corona de laurel que identificaba a los ganadores. El GP fue patrocinado por los productores de champagne y Moët recibió a los participantes con un fastuoso banquete. A partir de entonces, el champagne fue obligado en el podio… excepto en Alemania, allí el Príncipe Metternich quiso que fuera el vino espumoso alemán el protagonista.

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Nadie había pensado sin embargo en una 'ducha' de champagne. Ésta llegó por casualidad… ¡en las 24 Horas de Le Mans! Dan Gurney y A.J. Foyt, pilotos de Ford, subieron al podio como ganadores de la prueba. Gurney estaba exultante y al recibir la botella de champagne la agitó varias veces, respondiendo a los vítores de los aficionados a pie de podio. Al descorchar, el líquido brotó como si se tratara de un volcán en erupción, roció al propio Gurney y a todos los que se encontraban cerca. Divertido, Gurney volvió a agitar la botella y Foyt le imitó.

Quizás el gesto de la ducha no se hubiera convertido en tradición de obligado cumplimiento si Jackie Stewart no hubiera repetido un 'Gurney' en el GP de Francia de 1969, en Clermont Ferrand. Stewart explicó que no fue algo querido, sino accidental, quizás por el gran calor reinante, "pero fue una estupenda manera de celebrarlo".

En cualquier caso, Gurney era un tipo especial. Dan llegó a crear su propio equipo, Eagle, y a encargar a Harry Weslake motor propio. Fue uno de los primeros en interesarse por detalles aerodinámicos, de ahí el 'perfil Gurney' que tanto se utiliza. El primero en usar un casco integral en la F1. Después volvió a Estados Unidos y allí sus Eagle destacaron en Indy, antes de que All American Racers, su equipo, pasara a Resistencia, haciendo correr los Toyota oficiales en IMSA.

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