24 días para los test: 50 años de la primera revolución Ferrari con la llegada de Lauda y Montezemolo

28/01/2024 13:15

La segunda mitad de los años 60 fue complicada para Ferrari. Los resultados en F1 no llegaban. John Surtees había ganado en 1964 el título pero desde entonces la espiral había sido descendente. Entre 1965 y 1973 ‘los garajistas’ británicos ‘humillaron’ a la Scuderia y Ford les ganó en Le Mans, antes de que Porsche hiciera lo mismo.

‘Il Grande Vecchio’ rechazó una oferta de Ford en el último momento, cuando la venta estaba sólo por firmarse. Dicen que el gobierno italiano presionó, pero en realidad subyacía un detalle capital: Ford quería también controlar la parte deportiva.

En 1969 Fiat acudió al rescate del ‘Cavallino’, pero Enzo mantenía el control, sobre todo el control deportivo. El título de constructores en Resistencia con el 312PB en 1972 no era suficiente y la salud de Enzo Ferrari comenzaba a deteriorarse.

Gianni Agnelli dio el golpe de piño sobre la mesa y decidió poner al jovencísimo Luca Cordero di Montezemolo al frente de la Scuderia. Llegó en verano de 1973 y comenzó a poner las cosas en orden para 1974. Recuperó a Mauro Forghieri, que había sido defenestrado, como director técnico y buscó nuevos pilotos. Jacky Ickx estaba cansado de estos años difíciles y Arturo Merzario no daba la talla. Montezemolo se fijó en el carismático suizo, medio italiano, Clay Regazzoni, y fichó a un jovencísimo Niki Lauda, que había llamado la atención del ‘Commendatore’ en el GP de Mónaco.

El fichaje de Lauda sorprendió a todos. Muchos dudaban de su talento. Otros lo tenían por un ‘piloto de pago’, hijo de un banquero austríaco, aunque su padre nunca lo apoyó y comenzó a correr pidiendo créditos.

El desembarco de Lauda en Maranello fue el de un elefante en una cacharrería. Probó el 312 B3 y no dudó en calificarlo de ‘mierda’. Forghieri iba a tener mucho trabajo ese invierno.

El 312 B3 fue totalmente modificado, hasta el punto que se podía hablar de coche nuevo: nuevo monocasco, suspensiones modificadas, reparo de pesos diferentes, aerodinámica modificada. Y el motor bóxer 12 que había diseñado Forghieri hacía unos años fue mejorado y llevado a 490 CV, muy encima del Cosworth que usaban sus rivales.

Montezemolo y Lauda, ambos formando ‘piña’, impusieron el stop a la resistencia para centrarse en la F1. Y Fiat apostó por ello ofreciendo recursos financieros.

En 1974 todavía no llegaron los resultados que buscaban. Pero Lauda logró 2 victorias y 9 poles. Tenían el coche más rápido de la parrilla, pero aún no era suficientemente fiable, pese a lo cual Clay Regazzoni llegó igualado a puntos con Emerson Fittipaldi al último GP pese a haber conseguido una sola victoria por tres el brasileño, que se hizo con el título.

Era el anticipo de la primera corona de Niki Lauda en 1975 con el 312T; la siguiente llegaría también para Lauda en el 77 y en 1979 la corona fue para Jody Scheckter. Y entre 1974 y 1979 Ferrari logró cuatro títulos de constructores y dos subcampeonatos.

Todo se desvaneció de nuevo en 1980 cuando Ferrari atravesó un gran periodo negro: 21 años sin título de pilotos, aunque siempre estuvo luchando por el título de constructores e incluso alcanzó tres. Pero eso es otra historia.