Así es la Fórmula E

Ni un Scalextric grande, ni un F1 a pilas. La Fórmula E es otra cosa (y no sustituirá a nada)

José M. Zapico
20/12/2013 20:26

Eran verdes, feos y achaparrados. Lo peor no era su pinta, sino la atmósfera a fritanga de bar cutre de barrio que dejaban a su paso. Aquellos cochecillos de carreras franceses no es que corrieran más o menos: es que apestaban. Con muy buena voluntad vinieron para mejorar el mundo, pero dejaron tanta huella en el deporte como cuando dibujas con el dedo en el aire.

"El futuro del automovilismo" decían si les preguntabas a sus responsables en los primeros años del siglo, que ufanos sacaban pecho con aquellos aparatos cuyos motores funcionaban a base de aceite reciclado, industrial, bioetanol, de colza, o de donde salen las pipas de girasol aunque unos años después ya ni recordamos su nombre.

El tiempo ha pasado y puede decirse de ellos que al menos tuvieron un pasado, porque futuro, ninguno. Una lástima por el esfuerzo derrochado pero aquella difunta categoría francesa vino a correr a Cheste para demostrar cuatro cosas: 

  1. El futuro siempre llega antes de lo esperado
  2. Rara vez es lo que imaginaste
  3. Lo que hoy parece una cosa, con el tiempo se convierte en otra
  4. Y lo más determinante de todo: esta parte del mundo gira al ritmo que marca la industria, no las carreras

La Fórmula E aprovecha una corriente del mercado que aboga por decir adiós con la manita a los combustibles fósiles, y decir hola a lo relacionado con los voltios. Esto no es ni mejor, ni peor, sino distinto. Su ecuación deportiva es original: eventos programados en una sola jornada, con entrenos, cualifáin y carrera en el mismo dia. La prueba de una hora de duración tendrá obligatoriamente dos paradas en las que sus pilotos echarán a correr a pie, como Usain Bolt (o Volt) por el pitlane en un sprint de 100 metros para cambiar de coche con su batería recargada (el depósito de chispazos no da pa tanto).

Correrán por pistas urbanas donde los vecinos no se quejarán de más escándalo que el de la megafonía, que será lo único que arme follón. Su temporada empezará en septiembre y acabará en mayo, con una oferta excelente para canales televisivos que en invierno sólo pueden ofrecernos repeticiones de categorías que liquidan justo cuando esta arranca. Todo suena bastante original, con una ventaja conceptual básica: no tienen pasado, por lo tanto tampoco deudas con la historia, la tradición, unas regulaciones prefijadas y parecen funcionar sin prejuicio alguno.

La Fórmula E no está parida para desplazar a la F1, no la sustituirá y ni siquiera le abollaría la chapa en una hipotética colisión

Presidido por Alejandro Agag y con la batuta comercial de Jaume Sallarés su marketing funciona de cine. Nunca ha habido una categoría de la que se hable tanto antes de ver correr a tan solo dos de sus coches juntos. El pelotazo mediático que llegaron cuando al lado de sus moniplazas apareció un barbudo Leonardo di Caprio es de gallifante olímpico, y en el plano empresarial todo apunta a que llenan la parrilla con un número de escuderías mínimas necesarias casi al completo. 

Hasta aquí todo bien, pero que nadie piense que la Fórmula E va a ser lo que no va a ser. Esta categoría no está parida para desplazar a la F1, no la sustituirá y ni siquiera le abollaría la chapa en una hipotética colisión. La Fórmula E cuenta con gestores muy capaces, una buena idea, el apoyo de Michelin, chasis de Dallara, motores de McLaren y el apoyo técnico de Renault; todo muy bien, aunque de entrada, con el presupuesto del equipo de la parrilla de Bernie se podrían costear varias temporadas de toda esta nueva opción. ¿Desarrollo de tecnologías? Ehem... los coches puramente eléctricos son un invento muy antiguo y bastante sencillos; se trata esencialmente de motores eléctricos alimentados por baterías, y en la sección de jugueterías, o carretillas elevadoras hay cientos de buenos ejemplos. Hay más tecnología en los vehículos híbridos, que por cierto sí que gozan del interés de los mercados de turismos.

Hasta hace no mucho, en Estados Unidos era tal la demanda de Toyotas Prius y tan poco podía hacer la marca para dar a basto con la voracidad del publico que era el único coche del mundo fabricado en masa cuyo precio usado era superior al nuevo. Los coches puramente eléctricos como el Nissan Leaf o la gama de Renault, no gozan ni de lejos de semejante éxito. "Es que son el futuro, es que son el futuro", cacarea un agorero sentado al fondo. Sí, claro. En los años 50 el futuro iban a ser los coches de energía nuclear, en la primera década del siglo los de biodiesel, y Gobernator Schwarzeneger condujo hace no tanto un Hummer que andaba con hidrógeno. Nadie sabe si lo puramente eléctrico será el futuro, porque como presente, brilla más bien poco. 

¿Deportivamente? Un coche que según configuración puede desarrollar 180 o 270 caballos según convenga más velocidad o mayor durabilidad hacen del FormulaE un moniplaza relativamente parejo a un F3. Por prestaciones tanto dinámicas como de potencia no sólo está lejos de un F1, sino también de sus más inmediatos seguidores. Si un piloto quiere llegar a lo más alto, tendrá que dar una zancada muy larga si quiere bajarse de uno de estos y subirse en un Williams, demasiado larga. Y en cuanto a paso formativo sería un escalón viable, pero raruno. Equipos de F3, World Series, GP2 y GP3 tienen relación directa por varias vías con las escuderías F1, y en el plano técnico hay cierto paralelismo, mientras que la Fórmula E es otra cosa, otro tipo de monoplaza, con una aerodinámica distinta, una entrega de potencia diferente y debido a la ausencia de combustible y un motor térmico pero la aparición de pesadas baterías, un reparto de masas muy diferente. 

¿Sirve para crecer? Sí 
¿Sirve para subir en la escala de pilotaje hacia la F1? Er... sé (más que si, un "sé", dicho con la boca un poco torcida)
¿Se lo van a pasar bien los pilotos? Sin duda
¿Y los espectadores? Sí... como en una categoría media

Y la pregunta clave: ¿qué tipo de pilotos irán a parar ahí? Hum... de momento notas que a día de hoy no tienen sitio en la F1. Lucas di Grassi no estuvo en disposición de brillar a su paso por nuestra categoría favorita y aunque equipos hay, de carreristas se habla poco o nada. La llegada de payos con cierta experiencia añadiría un punto de credibilidad al conjunto, pero se podría caer en el riesgo de convertirse en un cementerio de elefantes. Va  asee muy raro si se convirtieran en una plataforma trampolín. 

El primer año será muy  posiblemente brillante en el plano mediático, pero la clave será la segunda temporada. Tras haber visto el fracaso reciente de alternativas al equilibrio de poderes, hemos visto desaparecer a la A1GP, la nonata Superfund, la Formula 2, La Superleague y alguna que otra categoría más con excelente coches, buena organización, correctos pilotos, pero... un target de mercado errado, marcado ciertamente por no formar parte de una escalera por la que trepar hacia lo más alto. 

Conclusión: bienvenidos, ojalá que les vaya bonito. Disfrutaremos de más velocidad sobre el asfalto, pero el futuro no es esto. Ese, el porvenir, pegará un día en tu puerta sin que te enteres, y esto de lo que hablamos no es todavía ese futuro, sino el presente (hoy al menos) 

Si te interesa esta noticia