Medidas desesperadas en Maranello

El 'vía crucis' de Ferrari

12/09/2013 11:23

La desesperación se palpa en las acciones. No hacen falta acalorados debates sobre si tu piloto ha pronunciado "geni" o "scemi" en una comunicación de radio; los nervios y las reacciones posteriores acaban delatando las urgencias históricas. Hace unos meses llegó el técnico James Allison; ayer, Kimi Räikkönen. El último campeón mundial con la Rossa aterriza con la meta de acelerar la consecución de un título que, en 2013, salvo cataclismo, volverá a celebrarse con latas de bebida energizante.

Se dice que todo producto que llega a la cumbre ha de saber reconvertirse para sobrevivir y no morir de éxito. La historia de la Ferrari post-Schumacher ejemplifica justo lo contrario. Descontando los últimos retazos de talento de Kimi Räikkönen, campeón en 2007 tras aprovechar el mutuo hara-kiri de Alonso y Hamilton, y Felipe Massa, que peleó hasta la última curva el cetro de 2008, el conjunto italiano ha nadado en un océano de problemas y dudas. 

La Scuderia buscaba la repetición del milagro del 96

La nave ferrarista surcaba ya por entonces las removidas aguas de la F1 con evidentes problemas y algunas fugas en el casco, pero se culminó la huida hacia adelante con el fichaje de Fernando Alonso. Llegaba el mejor piloto a un equipo que empezaba a sentir el acoso de la necesidad de triunfos. Aterrizaba, además, con estatus de número uno, relegando a su compañero, Felipe Massa, al papel de fiel escudero. Como en los tiempos de Schumacher y Eddie Irvine o Rubens Barrichello. La Scuderia buscaba la repetición del milagro del 96, como si fuera posible calcar dos épocas con papel carbón.

Fernando Alonso y Felipe Massa el día de la presentación del Ferrari F10 en 2010

Pero la historia difícilmente se repite, y Ferrari lo ha ido descubriendo con amargura. El rival ya no era un solo piloto, como en los albores del siglo XXI, sino una máquina de ganar y una mejorada clase media. De hecho, Sebastian Vettel es apenas la cúspide de un iceberg que amaga una estructura técnica imbatible, capitaneada por el mejor aerodinamicista del mundo, Adrian Newey; y todo ello en una era en la que la aerodinámica lo es absolutamente todo. Y a esta batalla hay que sumar nuevos frentes con la intromisión en la batalla de equipos como, McLaren (en su día), y Lotus o Mercedes.

Maranello ha ido dando sucesivos palos de ciego en materia técnica para echar a perder algunos de los mejores años deportivos de Fernando Alonso. En la persistente búsqueda de la innovación que les devolviera la iniciativa técnica de la disciplina, se han sucedido dramáticas idas y venidas de ingenieros al tiempo que iban cayendo los títulos de pilotos y constructores para Sebastian Vettel y Red Bull, respectivamente. 

Vettel es apenas la cúspide de un iceberg que amaga una estructura técnica imbatible

A todo ello hay que sumar un segundo factor: Fernando ha estado siempre demasiado solo. Aunque compitiendo contra un equipo compuesto igualmente por dos corredores jerárquicamente definidos, Felipe Massa ha rodado casi siempre a demasiada distancia de su compañero, no logrando batir a los Red Bull, con las implicaciones que ello conlleva en clave campeonato. Más allá de la anécdota del "Fernando is faster than You" del GP de Alemania de 2010, la comparativa entre ambos de 2010 a 2013 es sonrojante: 

                                 Fernando Alonso        Felipe Massa
Victorias                               10                              0
Pole positions                        4                              0
Podios                                  49                            12
Vueltas rápidas                      7                              2
Puntos                            956 (67%)                463 (33%)

La entrada de Räikkönen escenifica, pues, una ruptura con el status quo. Luca di Montezemolo, principal valedor del finés, ha dado un puñetazo encima de la mesa, haciendo saltar por los aires la estructura deportiva planteada hasta la fecha. Con ello, el heredero del Drake saca a la luz la cacareada división interna en el equipo  entre su facción y la que lidera Fernando Alonso, que pierde, además, autoridad y galones. La bomba de relojería está servida, y desde 2014, el grupo de genios (o tontos) deberá dividir esfuerzos entre dos pilotos con vitola de líderes. ¿Volveremos a vivir una versión renovada de la pesadilla de 2007? 

Ocurra o no, Ferrari debería ser más competitiva con el dueto Alonso-Räikkönen que con el actual roster. El rival a batir seguirá siendo Red Bull, que ha apostado por una táctica contraria: aunar a un piloto con poca experiencia en la cumbre de la F1 con el niño prodigio del siglo XXI. Claro que, antes de pelear, Fernando y Kimi necesitarán de una máquina a la altura, aunque eso ya será otro cantar...

Fernando Alonso tiene contrato hasta 2016, uno más que su nuevo compañero. Ambos disponen de ese período de tiempo para dar la vuelta a la historia. Ah, Vettel seguirá en Red Bull hasta, al menos, 2015...