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¿Cuánto tiempo echaremos de menos la temporada 2012?

David Izquierdo
09/04/2015 20:17

Aunque el Gran Premio de Malasia, con la victoria de Sebastian Vettel por delante de los Mercedes, supuso un gran revulsivo para el espectáculo de la Fórmula 1, como comenté en el anterior artículo, todavía queda bastante camino por recorrer para recuperar las máximas cotas de espectacularidad de este deporte. Como explicaba la semana pasada, los 'ingredientes' esenciales para ello son: un factor que altere el orden lógico de los monoplazas, neumáticos que favorezcan la variabilidad estratégica, lucha por el liderato y el podio (si es posible, con adelantamientos en pista), e igualdad entre monoplazas.

Precisamente, destacaba que el cuarto factor es lo único que había faltado en Malasia: la igualdad entre monoplazas. Y, probablemente, este es el factor más importante, ya que la igualdad entre los distintos bólidos favorece a los otros tres factores. Pero también es el más difícil de conseguir. Desgraciadamente, durante los últimos tiempos la igualdad brilla por su ausencia en la parrilla. Y no solo en cabeza, donde Mercedes (y anteriormente Red Bull) han disfrutado de dominios hegemónicos, sino que también en la lucha por el podio y por las posiciones delanteras, que ha quedado muy restringida, con apenas dos equipos con opciones de subirse al podio en cada carrera.

Si esto todavía se analiza más a fondo, resulta evidente que la poca igualdad entre monoplazas reduce ostensiblemente las luchas en pista, ya que con frecuencia vemos llegar a meta a los coches ordenados por equipos. Buen ejemplo de ello fue el GP de Malasia, en el que los pilotos de los equipos que completaron la carrera con ambos coches lo hicieron de forma ordenada: Ferrari 1º-4º (hay que ver dónde habría terminado Räikkönen sin el incidente de la vuelta 1), Mercedes 2º-3º, Williams 5º-6º, Toro Rosso 7º-8º, Red Bull 9º-10º y Force India 13º-14º.

Por lo tanto, aunque el GP de Malasia fue entretenido, todavía le faltó algo para ser realmente espectacular. La pregunta ahora es: ¿cómo es un GP espectacular, y cuál fue el último que se disputó con estas características? Obviamente, en la respuesta a esta pregunta hay un claro elemento subjetivo, pero un gran ejemplo se podría encontrar a lo largo de la temporada 2012. Porque, ¿quién no echa de menos esa sensación de sentarse a ver los libres 3 la mañana del sábado, con la incertidumbre de no saber si tu piloto favorito va a luchar por la pole o va a quedar eliminado en Q2? Es exactamente lo que tuvimos la gran suerte de vivir en muchas citas a lo largo de 2012.

La temporada comenzaba con sorpresas ya el sábado del GP de Australia, donde se confirmaba la gran igualdad: 17 pilotos en solo un segundo en Q1, y 14 en Q2. Además, en Q3 se rompía el dominio de Red Bull del año anterior con una primera línea de McLaren. En carrera Red Bull mejoraraba, y Button, Vettel, Hamilton y Webber (en ese orden) cruzaban la línea de meta separados por menos de cinco segundos. Las diferencias aquí ya son muy significativas en relación con la temporada actual: gracias a la mejoría de Ferrari, se puede aspirar a ver a tres o cuatro coches en el mismo segundo, y ya es mucho, pero 17… De todas formas, la igualdad en 2012 no acabó en Australia.

En el segundo GP del año, disputado en Sepang, las exiguas diferencias entre monoplazas todavía, si cabe, se redujeron más. En Q1, del primero (Hamilton) al 17º (Kobayashi) había apenas seis décimas de diferencia. De todas formas, siempre se puede argumentar que en esa primera parte de la clasificación los equipos punteros no van al límite. Pues bien, en Q3 la vuelta que le dio pole de Hamilton solo fue cuatro décimas mejor que la de Rosberg, que terminó en octava posición, algo totalmente impensable durante estos últimos años. Sobre la carrera ya es más difícil realizar un análisis fiable, debido a la lluvia que cayó, pero basta con recordar que las dos primeras posiciones las ocuparon los dos pilotos que salían en quinta fila (9º y 10º), Fernando Alonso y Sergio Pérez, remontando cada uno hasta ocho posiciones.

Pero todavía no era suficiente, aún se podían reducir más las diferencias entre monoplazas, por inverosímil que parezca. Esto es exactamente lo que sucedió en el GP de China, donde además McLaren cedió el testigo de equipo dominante a Mercedes. En Q1, la diferencia entre el primero (esta vez 'Checo' Pérez) y el 17º fue de siete décimas. Pero el momento cumbre llegaría en Q2: con la bandera a cuadros ya ondeando, el entonces vigente Campeón del Mundo, Sebastian Vettel, era el último coche en cruzar la línea de meta, y marcaba un 1:36.0. Ese tiempo se quedaba a solo tres décimas del líder de la sesión, su compañero Webber. Sin embargo, esas tres décimas le supondrían a Webber pasar a la Q3 en primera posición, mientras que Vettel quedaría eliminado por menos de media décima. Hasta 11 pilotos en 0.3 segundos, uno de los resultados más igualados de la historia del formato Q1-Q2-Q3.

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