Sebastià Salvadó, presidente del RACC

"Los circuitos nuevos son solo dinero; Monza, Silverstone, Mónaco o Barcelona aportamos el espíritu"

15/05/2015 10:22
El actual presidente del Real Automóvil Club de Catalunya, Sebastià Salvadó, cree que el futuro del circuito de Montmeló ante el auge imparable de trazados multimillonarios emergentes en el calendario pasa por saber impregnarse de la imagen clásica e histórica de la Fórmula 1, y adquirir así un valor simbólico que trascienda puramente el monetario.

El Circuit de Barcelona-Catalunya acogió el pasado fin de semana el Gran Premio de España por 25ª temporada consecutiva, un hito en mayúsculas, y recientemente ha conseguido renovar su contrato hasta al menos 2019 en un contexto en el que otros recintos europeos sufren para seguir vinculados a la categoría reina. Sin ir más lejos, el histórico Nürburgring ha perdido el Gran Premio de Alemania.

"A los países nuevos les da igual tener que pagar 30, 40 o 50 millones de euros, pero nosotros no estamos en esta posición y tenemos que suplir esa falta de dinero con agilidad, imaginación y creatividad. Esa es la solución. El nuestro es un circuito humano, muy social. Los otros son solo dinero. Si al final la Fórmula 1 solo necesita dinero, circuitos como el nuestro o como Mónaco, Silverstone y Monza tendríamos que irnos. Pero este grupo de circuitos europeos hemos de saber tener el atractivo suficiente como para que la Fórmula 1 nos mantenga como su imagen. Hemos de jugar ese papel y que cuando la gente piense en Fórmula 1 piense en Monza, Silverstone, Mónaco y Barcelona. Somos circuitos que no aportamos tanto dinero, pero que aportamos el corazón y el espíritu", ha comentado en una entrevista concedida al periodista Toni Romero, de L'Esportiu.

Nosotros no aportamos tanto dinero como los circuitos nuevos, pero aportamos el corazón y el espíritu

Salvadó, de 83 años de edad, dejará la presidencia del RACC este próximo 30 de junio tras tres décadas al frente de la institución. Durante este periodo se ha hecho cargo, entre otros proyectos, de la construcción del Circuit de Barcelona-Catalunya. "Yo llegué al RACC porque Samaranch (presidente del COI) y Paco Godia (expiloto de Fórmula 1) creían que teníamos que hacer un circuito, que no era posible que Barcelona no tuviera uno desde que Montjuïc perdiera su homologación. Me pidieron si quería ser el responsable del Circuit de Catalunya. Cuando vieron que no era posible hacer el circuito en Caldes de Malavella por la oposición total de su alcalde, nos dimos cuenta de que habría sido una locura hacer una inversión tan grande a 90 kilómetros de Barcelona. Más cerca de la ciudad tendríamos más clientes potenciales, más espectadores y más volumen de pasajeros desde el aeropuerto. Compramos una finca en el Vallès y en Caldes al final se hizo un campo de golf de la PGA, que ha acabado siendo el mejor de Europa".

La contribución de la Generalitat de Catalunya ha sido vital para asegurar la pervivencia del trazado, como el mismo Salvadó explica al relatar una anécdota de las prisas que conllevó la fase final de la construcción del trazado. "La ayuda de la Generalitat ha sido clave, el presidente Pujol estuvo detrás. En abril de 1991, cinco meses antes de la primera carrera, no teníamos boxes porque la constructora del Circuit, Copcisa, dijo que no tenía capacidad suficiente para hacerlos en 90 días. Hablé con un primo mío que estaba en Fomento y me dijo que iban muy cargados de trabajo por todas las obras de los Juegos Olímpicos, pero que lo harían si yo hacía algo que nadie había hecho antes: pagar 100 millones de pesetas (600.000 euros) antes de comenzar. En esa época era mucho dinero, aunque ahora hay coches que son más caros. Yo no tenía el dinero, pero hice lo que hacían muchos empresarios: firmar una letra a 90 días. Cuando lo expliqué a la Generalitat, me dijeron de todo. Pensaba que ese día iba a terminar mi presidencia. Pero al final tuvimos boxes y celebramos el Gran Premio. Sin esa letra, no se hubiera hecho. 'Nunca antes la administración ha firmado una letra, esto es un precedente pésimo', me decían. Pero yo lo veía de otra forma: que si nos quedábamos sin boxes no tendríamos Gran Premio. Y recordaba lo que me había dicho el presidente Pujol, que hiciésemos el circuito y celebrásemos el Gran Premio. Si hubiera tenido que firmar otra letra, lo habría hecho convencido".