CURIOSIDAD

Papá, quiero un Porsche clásico

José Miguel Vinuesa
04/02/2017 11:10

Una joven de 20 años quiere cambiar su Volkswagen Golf Mk. I Cabrio por otro coche. Hasta ahí, uno entiende que, tras 'romper mano' con el viejo pero agradable Golf, quiera un coche nuevo, o al menos más moderno. Uno con todos los avances de los tiempos modernos. Pero entonces, Pia Beckmann, la joven alemana protagonista de esta historia, se plantó delante de su padre y lo que le pidió fue sorprendente: un Porsche clásico.

Claro, que de casta le venía, puesto que su padre ya tenía un Porsche 928. Así que la primera opción fue adquirir el modelo referencia de la casa de Stuttgart: el 911. Pero los 911 se salían del presupuesto, de modo que empezaron a buscar un modelo que se ajustase a su presupuesto. Pia quería un coche alemán, clásico, que pudiera revalorizarse. Y dieron con un 928 S4 azul marino.

El 928 fue presentado por primera vez en 1977 en el Salón del Automóvil de Ginebra, y su perfil en ese momento se puede comparar a cómo se ve hoy el Panamera: el coche fue retratado como "el nuevo deportivo grande de Porsche". Nariz larga, cuerpo redondeado trasero, y hecho de aluminio, con un perfil muy bajo y sus llamativos faros escamoteables. Era más largo y ancho que el 911. La verdad es que no fue bien recibido por los puristas, que lo acusaban de parecerse a las ruedas de marcación de los teléfonos por sus llantas de aleación. El diseñador había sido Wolfgang Möbius.

Pero los 928 mostraron al mundo lo que podría ser el progreso tecnológico de la marca, y pese a los esfuerzos de tumbar su implantación por sus detractores, el coche era toda una novedad: ¿qué otro deportivo de la época podía presumir de un sistema de aire acondicionado que incluso enfriara la guantera? El gran motor de aluminio V8 –no el clásico V6– estaba escondido debajo del capó, pero en la parte delantera del coche, un diseño inusual para un Porsche. Como resultado, la caja de cambios se colocó delante del eje trasero, extendiendo el peso uniformemente.

El 928 fue amado y odiado en igual medida, pero además era el Porsche más caro de la gama por entonces. El director Ernst Fuhrmann pretendía que el 928 reemplazara al 911. Pero no había contado con los fanáticos incondicionales del clásico 911. El 928 falló en reemplazar al 911, y Fuhrmann pagó el precio cuando fue reemplazado por Peter W. Schutz en 1981.

Su potencia y fiabilidad se pusieron a prueba en 1983, cuando el coche completó con éxito una prueba de 24 horas en la pista de alta velocidad de Nardo, Italia. El coche recorrió 6.033 kilómetros a una velocidad media de 251,4 kilómetros/hora, y también fue el modelo más rápido del mundo en su momento.

Y en 1986 llegó la versión S4, con mejoras en el motor que elevaban la potencia a 340 caballos, y que es la versión que Pia Beckmann y su padre encontraron, probaron, y compraron. Ya tiene el coche de sus sueños, todo un deportivo de altas prestaciones, con 160.000 kilómetros pese a sus años, y con el añadido de ser una rareza que en algún momento podría encender el interés del mercado. Mientras tanto, lo disfrutará. Era, y sigue siendo, un gran coche.