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Honda Ridgeline 2016: Una solución muy lógica

Fernando Sancho
17/01/2016 13:08

Cada vez son más los fabricantes que apuestan por pick-up globales, destinadas a conquistar mercados en los que los pick-up no tienen gran recorrido. Fiat, Nissan, o Renault tienen apuestas en firme y en todos los casos han optado por rodear sus modelos de un halo de vehículo off-road para vivir mil y una aventuras. El Honda Ridgeline no necesita proyectar historias, apuesta por la funcionalidad.

Y su diseño lo demuestra. El Honda Ridgeline presenta una imagen sencilla, sin estridencias. Todo está en su sitio y todo tiene un objetivo. Cuenta con un frontal discreto en relación a lo que se suele ver en el segmento. Ópticas LED, calandra estrecha y detalles cromados más marcados. El paragolpes engloba las luces diurnas y los faros antiniebla. Gran parte del diseño es herencia del Honda Pilot, pero en su zaga presenta una caja de dimensiones notables, al menos para estar a la altura de los modelos de la competencia.

Mientras que la caja ha crecido hasta unas medidas respetables, quizá los dos aspectos más destacados de esta pick-up pasan por su chasis monocasco y por su motorización. No es muy habitual ver un chasis monocasco en este segmento, siendo la opción prioritaria las opciones tubulares. Por su parte, cuenta con un motor 3.5 V6 i-VTEC de 280 caballos de potencia. Está asociado a una caja automática de seis relaciones. En este caso no hay sorpresas, porque esta motorización viene heredada del Honda Pilot.

Como decimos, la Honda Ridgeline es práctica de principio a fin con soluciones como un segundo maletero en el suelo de la caja, donde también está la rueda de repuesto de tipo galleta. También presenta un sistema de apertura lateral del portón de la caja, con capacidad para 725 kilogramos. En su habitáculo también hay una apuesta clara por la discreción, con terminaciones muy correctas y cercanas al Honda Pilot. Nada sobresale a la vista, pero nada desentona. Y esa es su mayor virtud.

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