Sebastian Vettel y la corona que Ferrari le regaló

20/11/2022 09:23

Este domingo, en Abu Dabi, quedarán atrás 299 Grandes Premios disputados –el Covid le dejó este año sin correr en Baréin y el motor no le permitió tomar la salida en esta misma prueba en 2016, de forma que se queda en las puertas de las 300 carreras–, 53 victorias, 122 podios, 57 poles, cuatro grand chelems y cuatro títulos mundiales.

Pondrá fin a su carrera en el lugar donde conquistó su primer título, una corona que nunca debió lograr… pero que supo hacer suya jugando su única baza: ganar y esperar ver lo que hacían sus rivales.

Fue el 14 de noviembre de 2010. Un año de lo más competido. Cinco pilotos estaban en batalla por el título. Jenson Button perdió sus opciones en la penúltima carrera, de forma que Fernando Alonso llegó líder a Abu Dabi con 8 puntos de ventaja sobre Mark Webber, 15 sobre Sebastian Vettel y 24 sobre Lewis Hamilton.

La segunda parte del campeonato había sido feroz. Fernando Alonso era sólo quinto antes de Monza a 41 puntos de Hamilton, a 38 de Webber, a 10 de Vettel, a 6 de Button. Pero tres victorias –Italia, Singapur y Corea– y dos terceros lugares –Japón y Brasil– le habían permitido invertir la situación a su favor.

En Red Bull parecían apostarlo todo a Webber. Fernando Alonso estaba obsesionado con marcar al australiano para conquistar su tercer título. Lewis Hamilton estaba casi descartado; necesitaba ganar y debacle de los tres. Sebastian Vettel estaba tranquilo porque sabía que su suerte dependía más de lo que hicieran sus rivales que de su resultado.

Vettel y Hamilton, de perdidos al río: coparon la primera línea, por delante de Button, Alonso y Webber. Al darse la salida, Vettel tomó el mando por delante de Lewis; las posiciones de los mejores se mantuvieron. Michael Schumacher hizo un trompo y Vitantonio Liuzzi no pudo esquivarlo y salió el coche de seguridad.

 

Tras reanudarse la carrera, en la vuelta 9 Webber salió largo de la curva 19 y tocó el raíl. Dos vueltas más tarde, Webber entraba en box para cambiar ruedas. En Ferrari temieron que Red Bull intentara una jugada y decidieron parar a Fernando tres vueltas más tarde –ante mi sorpresa y de muchos otros colegas, '¿Qué hacen?', se oyó en la sala de prensa– para defenderlo del australiano… y consigue evitar el 'undercut'… pero algunos pilotos que habían cambiado gomas con el safety se habían colado delante de Webber y quizás en el muro no se dieron cuenta.

Sólo que la parada de Webber no fue táctica, sino del pinchazo lento que sufrió su rueda trasera derecha, algo que no quedó claro en la TV hasta que repitieron la escena. Fernando intentó atacar, pero se encontró delante con un muro, Vitaly Petrov.

Adrian Newey, sin embargo, dijo que la clave no había sido la parada de Webber "sino que en Ferrari vieron como Mark perdía tiempo detrás de Jaime Alguersuari y decidieron parar a Fernando para que saliera por delante".

El ruso bloqueó al asturiano hasta final de carrera. Fernando llegó a salirse ligeramente intentado superarle. Desde boxes le decían a Alonso "usa todo el talento que tienes para adelantarle". Fue en vano. "Petrov corría como si le fuera la vida en ello. Fue un pelín demasiado agresivo. Yo intentaba adelantarle, pero no podía permitirme un toque", explicó el asturiano. Petrov no se jugaba nada, pero el ruso fue explícito: "no tenía que dejarme adelantar y punto".

 

Y en cabeza, Vettel se encaminó hacia el título, lo celebraba en el podio cuando Alonso, cabizbajo, entró en la zona de ingenieros de Ferrari, fue abrazándolos uno por uno y saltaron lágrimas. La tercera corona, la que debía ser un título para el asturiano y Ferrari, se había esfumado. Después, más calmado, tras más de una hora, Alonso habló con la prensa: "Nos salió todo al revés. Copiamos la estrategia de Webber que era el principal rival… el Renaulf –de Petrov– tenía más punta. Siento tristeza, pero llegar aquí líder en una posición un tanto irreal, demasiado alta para lo que merecíamos. Hemos perdido una oportunidad, pero llegamos aquí con opciones de ganar el campeonato".

"¡Me quedé sin habla! Estaba concentrado en mí mismo, en no distraerme y de repente empezaron a gritar por la radio que éramos los campeones", explicó Sebastian al bajar del coche. También admitió "lloré como una niña… pero gracias a Dios llevaba el casco puesto".

No sospechaban entonces –ni Fernando ni los de Maranello– que Red Bull iniciaba así, con su primer título, su primera era ganadora. Era la primera de sus cuatro coronas o las dos primeras, porque lograron los dos títulos, pilotos y constructores.

Una victoria de Vettel que parecía cortada por un patrón que ha marcado su carrera deportiva, al menos hasta que dejó Red Bull: estar en el lugar preciso y en el momento oportuno.