Se avecina 'overbooking' en IndyCar: la razón del éxito, un coste por coche muy contenido

07/08/2021 20:10

Es la participación más amplia –descartando las 500 Millas de Indianápolis, que siempre han gozado de coches extras– dese 2013; entre 2011 y 2013 hubo varias carreras que alcanzaron esta cifra. El récord, 29 coches, data de 2011.

Pero lo que más llama la atención es que el número de participantes habituales que se baraja para 2022 no baja de 28 y que puede alcanzar, al menos en algunas ocasiones, los 30 coches.

Paretta Racing, el equipo femenino, tendrá un programa más amplio, quizás a tiempo completo. Al menos cuatro equipos –entre ellos Penske, Meyer Shank y McLaren, así como probablemente Dale Coyne o Rahal– pondrán en pista un coche extra. Llega el Team Juncos y se espera que Tom Gun Racing consiga estar en las parrillas.

¿Cómo explicar el crecimiento de IndyCar? La respuesta es sencilla: cuestión de enfoque, cuestión de costos. Es cierto que hay equipos más grandes que otros, más competitivos, pero a la postre los coches son iguales –salvo los detalles de ‘set-up’ de cada equipo–, los motores Chevrolet y Honda andan parejos... y cualquiera puede ganar.

Hasta la fecha se han disputado 10 carreras, con el resultado de 8 ganadores distintos: Àlex Palou y Pato O’Ward son los únicos que lo han hecho dos veces; Scott Dixon, Josef Newgarden, Colton Herta, Hélio Castroneves, Marcus Ericsson y Rinus VeeKay. Pilotos de seis equipos diferentes: Ganassi, Andretti, Penske, McLaren, Carpenter y  Meyer-Shank.

El saber que siempre tienes oportunidad de ganar o cuanto menos de hacer algunos buenos resultados, es un incentivo.

Pero hay un detalle clave: el presupuesto. Pese a que los equipos cuestionan la ‘inflación’ de estos últimos tiempos, la temporada completa tiene un coste entre 4 y 8 millones de dólares o poco más por coche; Robin Miller, uno de los periodistas más acreditados en IndyCar y que escribe en Racer, señala 6,5 millones como coste medio de una temporada. El umbral inferior de presupuesto es superior al de la F2, pero no está tan alejado.

Han aprendido la lección de la CART, cuando los mejores equipos quisieron volar solos lejos del paraguas de Indy. Cuando fueron absorbidos de nuevo por Indy, fusionados con la IRL, se tuvo mucho cuidado en mantener los costos en un entorno manejable.

Un chasis Dallara completo nuevo cuesta 500.000 dólares, pero el alquiler de motores por temporada se encuentra entre 1,5 y 2 millones de dólares. Y se necesitan de 10 a 12 personas por coche en las carreras. Y los salarios de ingenieros y mecánicos son inferiores a los de la F1.

Y los salarios de los pilotos están contenidos, muy inferiores a lo que cobraban las estrellas en la CART; nadie supera los dos millones de dólares según las estimaciones. Es una cantidad ridícula frente a los salarios de Hamilton, Verstappen o Alonso. Incluso inferior a media parrilla de la F1 o incluso tres cuartas partes de ella. Es cierto, los pilotos completan su salario con participación en otros eventos o las ‘primas’ de los patrocinadores.

En otras palabras, el presupuesto del equipo más modesto de la F1 cubre el coste de media parrilla, mínimo.

Hay otro detalle importante: los patrocinadores. Es habitual que cada coche de un equipo lleve patrocinios y colores diferentes. No sólo eso, sino que un patrocinador sea principal en algunas carreras y ausente en otras, haya cambios de patrocinador de una prueba a otra.

Fijémonos en Àlex Palou. Llevó Segi TV en Alabama; NTT Data en St. Petersburg, las dos de Texas, Indy 500, Road America y Mid-Ohio, y volverá a lucirlo este fin de semana, mientras que American Legion le ha apoyado en el Indy GP y las dos carreras de Detroit.

Esto permite a los patrocinadores limitar su gasto y acompasarlo en aquellas pruebas que, por calendario o territorio, se ajusten más a sus intereses. Es más, ser patrocinador principal les puede costar menos que una ‘pegatina’ mínimamente visible, en la F1.

Es cierto, no tiene la visibilidad mundial de la F1 en televisión, pero la mayor parte de patrocinadores se interesan sólo en el mercado estadounidense, donde sí gozan de una audiencia importante, mucho mayor que la F1.