Prost defiende a Hamilton: "No es un piloto sucio"

31/07/2021 10:30

Alain sostiene que Hamilton "no es un piloto sucio". Sabe de lo que habla: él vivió con Ayrton Senna una rivalidad aún más dura que la que mantienen Max y Lewis, en una época en la que no había reglas al respecto y los comisarios raras veces imponían sanciones -por no decir nunca- por golpes en la pista.

De hecho, fueron los enfrenamientos que el francés tuvo con Senna, sobre todo en 1989 y 1990, los que propiciaron que la FIA comenzase a ser cada vez más vigilante en este aspecto y se comenzó a regular sobre el tema.

Prost cree, sin embargo, que este incidente de Silverstone poco tiene que ver con los suyos de 1989 y 1990 en Japón con Senna, ni siquiera con el que tuvo con Piquet en Zandvoort 1983, menos conocido.

"Sería un error compararlo que aquellos precedentes. Son periodos, situaciones y pilotos diferentes. Y de todos modos creo que los campeonatos decididos de esta forma pueden contarse con los dedos de una mano", señaló Prost a L’Equipe.

En 1983 Prost, entonces en Renault, llegó a Zandvoort como líder del campeonato, cuatro victorias por una del brasileño, pero el Brabham de Nelson Piquet parecía cada vez más competitivo. En Zandvoort, Piquet escapó, llegó a tener cinco segundos de ventaja, pero el Brabham consumía más los neumáticos y Prost le alcanzó.

"Yo era más rápido que Nelson, pero en Zandvoort era muy difícil adelantar. Yo quise adelantarle antes de parar en boxes y cometí un error", admitió Alain. Un error que acabó con ambos fuera de pista. En las carreras que siguieron Piquet acabó amarrando el título.

"En lo que concierne a 1989 –accidente con Senna a pocas vueltas del final en la chicane de  Suzuka–, en la telemetría pude comprobar que Senna había mantenido la máxima velocidad todo el tiempo. Si hoy se hubiera dado una situación similar, Senna tendría una fuerte penalización", dijo Prost.

Alain abandonó, se bajó del coche casi de inmediato, mientras Senna fue capaz de volver a pista y llegar a box, para remontar posiciones y sumar los puntos necesarios para poder batallar por el título en la última carrera.

Lo hubiera conseguido sino fuera porque el entonces presidente de la FIA, Jean Marie Balestre, presiono a los comisarios para que penalizasen a Senna.

No había reglas al respecto, así que se agarraron a un pretexto banal: en su retorno a pista cortó la chicane… y le excluyeron por no haber seguido el trazado de la pista, lo que dio automáticamente el título a Alain.

La situación al año siguiente era distinta. "En 1990 la psicología jugó un papel importante. Ayrton estaba furioso y además en el ‘warm-up’ yo había sido un segundo más rápido. Si lo hubiera adelantado en la primera curva, no me hubiera visto".

Prost y su Ferrari arrancaron mejor desde el segundo puesto de parrilla, se colocó a la altura de su rival, incluso le superó y se disponía a negociar la primera curva cuando Senna puso dos ruedas en el bordillo interior y siguió recto, llevándoselo por delante. Los dos abandonaron y Senna se hizo con la corona. Ayrton confesó más adelante que fue una maniobra intencionada –y eso pareció a todo el mundo– pero por entonces todavía no había sanciones.