Les Enfants de la Patrie o la dictadura de los Sébastien

15/02/2018 18:27

Pero las leyendas se forjan con el tiempo. Y quien pega primero, pega dos veces. Primero fueron los suecos y después los ‘Flying Finnish’, mientras que ahora llegan también nórdicos y estonios. Todo tiene su explicación. En esos países se comienza a conducir muy joven. Y no se hace en pistas de karting, sino en los terrenos de las granjas paternas, pistas de tierra en verano y senderos nevados y helados durante el invierno, antes de pasar a los circuitos de rallycross.

Quizás por eso el estilo de buena parte de los nórdicos es un poco exuberante. Por eso son tan eficaces. Y por eso comienzan a correr en rallies muy pronto, antes de los 16 años, pilotando en los tramos y dejando el volante al copiloto en los enlaces. Quizás por eso Kimi Räikkönen, huérfano de la F1, se entretuvo en los rallies al más alto nivel, sin desmerecer.

Hubo una época que parecía que si no eras nórdico, sueco o mejor aún finés, no tenías ninguna posibilidad. Una leyenda cimentada también en la época en la que pocos pilotos hacían programas completos. Había pruebas que eran coto de especialistas locales y las marcas oficiales no dudaban en ficharlos para una, dos o tres pruebas en concreto. Sobre todo antes de que el Mundial de Pilotos se abriera paso y el Campeonato sólo contemplaba el título de Constructores, ése que hoy parece como complementario cuando no un premio de consolación.

Em cierta forma puede pensarse que es así. Los pilotos nórdicos suman 16 títulos, teniendo en cuenta fineses –13 coronas–, suecos –2– y noruegos –1–.

Pero si contamos por países es Francia el dominante, con 16 coronas: los depredadores Sébastien –Loeb y Ogier– se han hecho con las últimos 14 títulos, nueve para el primero y cinco para el segundo, con gran frustración para los Hirvonen o Latvala, por citar los dos nórdicos más laureados en los últimos tiempos. La otra corona francesa la logró Didier Auriol.

Los dos Sébastien han unido a sus dotes naturales otros detalles: en el caso de Loeb su formación como gimnasta de élite le ha dado un control mental inigualable. Y también el hecho de haber pilotado casi siempre para el mejor equipo y disponer del mejor coche. Esto quizás no fue cierto el pasado año en el caso de Ogier, porque el Fiesta WRC posiblemente no era el mejor coche, pero el conjunto era el más equilibrado. Tampoco en el caso de Loeb en 2006, cuando corrió con el Xsara de la temporada anterior pero en el seno de un equipo privado al haberse tomado Citroën un año sabático antes de pasar al C4.

Quizás el palmarés sería algo distinto el Mundial de Pilotos hubiera comenzado en los años 50, como la F1. Pero hubo que esperar a 1970 para el de Constructores y a 1973 para el de pilotos, es decir, sólo 45 años en lugar de 68 que tiene ya la F1. Y así vemos como algunos franceses se quedaron sin títulos –Andruet, Darniche, Therier, Nicolas, Vinatier, Mouton, Ragnotti, etc.–, pero esto también les pasa a los italianos –sin poder aprovechar la gran época de los Munari, Verini, Pinto, etc.–. Pero eso también les pasa a los suecos, sobre todo, o a los finlandeses.

En cualquier caso, es Francia la que controla el Mundial. Hemos hablado de títulos, pero podríamos hacerlo también de victorias. Los pilotos transalpinos tienen 186 victorias, conseguidas por 18 pilotos, pero está claro que entre los dos Sébastien suman más de las dos terceras partes de ellas: 78 de Loeb y 41 de Ogier. Finlandia tiene 178 victorias conseguidas por 15 pilotos. Luego vienen Suecia, con 43 victorias y Gran Bretaña con 42, pese a que en ambos casos sus pilotos sólo han logrado dos títulos.

Frente a esos números, en España estamos muy atrás pese a que Carlos Sainz está considerado como uno de los mejores de todos los tiempos, con dos títulos y 26 victorias. Es curioso, pero Sainz acumula más victorias que Makinen o Kankkunen, pese a que estos ostentan cuatro títulos. Los otros dos triunfos españoles en el Mundial corresponden a ‘Chus’ Puras y Dani Sordo, uno para cada uno.

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