Historias de F1: John Watson firmó la mayor remontada de todos los tiempos hace 40 años

28/03/2023 11:05

Así se expresa John Watson al bajar de lo más alto del podio del Gran Premio de Estados Unidos Oeste de 1983, la última ocasión en que la Fórmula 1 corrió en Long Beach. Más atónito estaba, sin duda, Ron Dennis, el patrón. Los dos McLaren, el de John y el de Niki, salían muy rezagados, 22º y 23º en la parrilla —de 26 coches— y acabaron consiguiendo un doblete en la remontada más espectacular de la historia de la Fórmula 1. Fue un 27 de marzo… de hace 40 años.

Es cierto, delante ocurrieron varias cosas, pero difícilmente podrían haber impedido la remontada de los dos McLaren. John ya había ascendido al liderato en la vuelta 45, a 30 del final, para acabar con 28 segundos de ventaja sobre Niki Lauda y casi 1’15” sobre el Ferrari de René Arnoux; los demás, doblados. Pura, simple y llanamente.

Todo ello con un McLaren MP4/1C con motor Ford, tercera evolución del primer chasis de carbono de la historia, hombre de Jonh Barnad. Pero con un motor Ford Cosworth atmosférico en la era en la que los turbo de Renault, Ferrari y BMW comenzaban a dominar y aún estaban los turbo de Alfa Romeo y Hart, equipando a los Toleman.

Confieso que tengo cierta debilidad por John Watson. La tengo desde el día que lo vi correr por vez primera en Fórmula 2 en 1970 en Barcelona —me fije en él porque en la primera carrera del Campeonato, en  Thruxthon, había hecho un carrerón según las crónicas de L’Automobile— con su Branham privado. Hizo el tercer crono de clasificación, sólo superado por Derek Bell y con el mismo tiempo que Emerson Fittipaldi. Lo vi con los dos neumáticos pinchados en los inicios de carrera y como remontó, hasta abandonar a falta de media docena de vueltas.

Y por si fuera poco, fue él quien me dio unas vueltecitas —ocho en total, trompo incluido— en el Silverstone ‘de hombres’ con el Jaguar ganador de Le Mans

La clasificación fue desastrosa para los McLaren. Pese a todos sus intentos, no tenían tracción, no tenían grip suficiente. Los neumáticos Michelin eran más lentos que los Goodyear e incluso que los Pirelli. Los dos Ferrari, Tambay y Arnoux, salían en primera línea y eran 4” más rápidos que los McLaren.

Es cierto, McLaren sabia que en carrera su ritmo mejoraba y ganaban posiciones, quizás los turbo no podían exprimir toda su potencia sin explotar. Niki Lauda venía de ser segundo en Brasil gracias a la descalificación de Keke Rosberg. Pero esta vez no parecía posible ni llegar a los puntos, que sólo eran para los seis primeros.

De perdidos, al río. Gomas duras y de principio a final. Y ver que sucedía. Nada más darse la salida, los dos McLaren comenzaron a ganar posiciones, poco a poco inicialmente, pero en la vuelta 10, Niki era 17º y Watson, 18º. Muy lejos para intuir lo que iba a pasar.

Delante, un tren compuesto pro Tambay, Rosberg, Laffite, Alboreto, Arnoux y Patrese.

Rosberg, muy nervioso, se llevó por delante a Tambay intentando superarle; Jarier, que se había remontado a la cuarta plaza,  se vio involucrado y Patrese escapó por poco de la melé. Todo ello colocó a Laffite líder. Estábamos en la vuelta 26 y Lauda se había colocado tercero, con Watson cuarto. Muchos pilotos habían tenido que visitar ya boxes para cambiar neumáticos.

En la vuelta 28, con diez abandonos ya, Watson ‘arrancó’ las pegatinas a su compañero Lauda y se fue a por los hombres de cabeza. En la vuelta 44, los dos McLaren superaron a Patrese y que tomó la escapatoria intentando resistir a Watson, lo que también aprovechó Lauda. Mientras Prost, a punto de ser doblado -había parado en box en los inicios de carrera por un pequeño problema de motor- frenaba a Laffite, mientras Watson y Lauda superaban a los dos franceses.

No se habían llegado a los dos tercios de carrera y los dos McLaren estaban en cabeza; Ron Dennis debía ‘levitar’ en el box. Viendo como los dos coches rojo y blanco, librea de Marlboro, se escapaban y aumentaba vuelta a vuelta su ventaja. Watson había cuidado mejor sus gomas y se fue hacia la victoria. Su quinta y última, su mejor victoria. Y un récord, el de la mayor remontada de la historia.

Curioso, el año anterior, en Detroit, se clasificó 17º en la parrilla y acabó ganando; también ganó en Zolder, saliendo décimo. En 1983, en San Marino, arrancó 24º y acabó quinto, y en Detroit pasó de 21º a tercero, mientras que en Holanda pasó de 15º a tercero. Su primera victoria fue en Austria, con el Team Peske, bello homenaje a Mark Donahue, el piloto de toda la vida de Roger Penske, que había fallecido en este mismo circuito el año anterior. Ya está claro: Watson era el hombre de las grandes remontadas.