Ferrari se encamina hacia un año de transición e interinidad

27/11/2022 13:16

No es una buena noticia para el Cavallino Rampante. Pero es consecuente con la historia de la Scuderia, donde las urgencias son siempre históricas, donde se querían las victorias para ‘anteayer’. Entre los muros de Maranello para primar más la ‘política’ que el remar todos en la misma dirección; las ‘soluciones’ drásticas que el trabajo a largo -o al menos medio- plazo.

En 2022, la Scuderia ha dado un paso adelante. Insuficiente para el administrador delegado, Benedetto Vigna, un hombre que no es de las carreras, que proviene de un mundo que no es del automóvil aunque tenga alguna vinculación: ST Microelectronic donde era responsable del grupo de Sistemas Analógicos, Microelectromecánicos y Sensores. Un administrador delegado que ‘aterrizó’ en Ferrari en septiembre del pasado año.

La marcha de Binotto quizás es necesaria para recomponer el equipo de Maranello. Si al recién fallecido Mauro Forghieri le apodaban ‘Furia’, según dice Leo Turrini, uno de los periodistas que mejor conoce el intramuros de la Scuderia, a Mattia lo llaman ‘Faraón’ por sus hábitos de controlarlo todo, de omnipotente. Es algo que se vio claramente cuando asumió el rol de jefe de equipo, hace cuatro años, sin abandonar su cargo de director técnico… hasta que se hizo evidente que eran demasiadas cuerdas para un violín.

Lo peor no es el cese de Binotto, sino que se corre el riesgo de que la Scuderia quede dando tumbos como ‘pollo sin cabeza’. Interinamente al mando de Vigna a la espera del aterrizaje de Frederic Vasseur una vez quede libre de sus compromisos con Sauber-Alfa Romeo.

Vasseur es el nombre que más suena, aunque no era la primera elección de John Elkann. Pero Andreas Seidl dijo no, ya que está comprometido con McLaren y quizás no se ve demasiado tentado por ponerse frente al avispero que se supone es Ferrari. La promoción interna no parece ser la vía ideal. Los más próximos a Binotto, ‘la corte de faraón’, no parecen gozar del favor de los jerifaltes de Maranello. 

Antonio Coletta, el hombre del reparto corse GT y Clientes, tiene la responsabilidad de un proyecto, el retorno a Le Mans, en el que Ferrari no puede fallar, se juega mucho. Un proyecto que está ya en la fase final, lo que desaconseja un cambio en el mando.

Queda la interinidad, que debería lidiar el propio Vigna. Es cierto, Jean Todt tuvo esa duplicidad de roles, al frente de la marca y de la Scuderia, pero por entonces estaban Ross Brawn y Michael Schumacher para llevar el día a día del equipo.

Se abre, aparentemente, un periodo de interinidad. Se cierra un proyecto, una época… pero no se abre todavía la siguiente. No hay hoja de ruta alternativa -al menos aparentemente-

Hace apenas un par de semanas decíamos que John Elkann, el presidente de Ferrari y representante del grupo familiar accionista mayoritario, tenía ante sí una disyuntiva: continuidad o revolución.

Parece haberse decidido por lo segundo ya sea vía cese o vía de incitar a la dimisión por retirada de confianza. En F1, en la actualidad, se habla de cinco años como el periodo mínimo de ‘paciencia’ impuesto para recomponer un equipo y volver a lo más alto. En Mercedes lo saben bien. En Red Bull tardaron siete años en regresar a lo más alto.

Es cierto, Ferrari lleva desde 2007 o 2008 buscando el regreso, pero no parece que esté muy cerca de conseguirlo. Desde que Schumacher, Todt, Brawn abandonaron Maranello, en Ferrari pudieron vivir de la inercia que ellos habían dejado hace dos años, pero ahí acabó todo.

Está claro, en 2023 Ferrari deberá vivir del ‘legado Binotto’, para empezar con el nuevo proyecto en 2024… pero pensando ya en el cambio de reglas de 2026, que estará a la vuelta de la esquina.