El día en el que los periodistas boicotearon un GP de F1

30/04/2021 15:06

No fue simplemente no acudir a la ruedas de prensa –algunas veces simples comunicados recitados– ni dejar de informar sobre la carrera. Fue más allá: bloquearon la salida de boxes, de forma que los pilotos no pudieron acceder a pista. ¡Una huelga con todas las de la ley!

Fue en el Gran Premio de Austria de 1973, en concreto el viernes 17 de agosto, en el circuito de Österreichring, también conocido como Zeltweg, en aquella época uno de los más rápidos del Campeonato. El actual Red Bull Ring está ubicado en parte del trazado primitivo.

Para muchos ese Gran Premio –que se disputó el domingo 19 de agosto– cambió la historia de la Fórmula 1 porque fue el primero en que se introdujo el uso del coche de seguridad, aunque no hubo necesidad de que saliera a pista, de forma que para la historia, quedó grabado el GP de Canadá, poco más de un mes más tarde –23 de septiembre– como el primero en que hubo un coche de seguridad.

Las razones de las protestas de la prensa fueron que se les prohibió el acceso al Pit-Lane, ya que la FISA –el brazo deportivo de la FIA– estimó que éste era demasiado estrecho.

Las protestas no tardaron en aparecer. Entonces los periodistas que seguían el Gran Circo no eran muchos y estaban agrupados en una asociación denominada IRPA –International Racing Press Association– y que presidía uno de los mejores fotógrafos y periodistas de la historia de la F1, Bernard Cahier. Una asociación de la que formaban parte Javier del Arco, una de las plumas insignes españolas de la F1, Francesc Rosés, Meia Faixedas, Gigi Corbetta, Paco Costas y José María Rubio –espero no dejarme a ninguno–. Estos tenían acreditación automática y un preciso brazalete de cuero con letras doradas que les acreditaba –con foto incluida– como miembros de la Asociación.

Pues bien, Cahier, al frente de los demás periodistas, máquinas de fotografiar en ristre en el caso de los fotógrafos, bloquearon la salida de boxes al comenzar los primeros entrenamientos mientras los pilotos hacían sonar amenazantes sus motores, impacientes por salir.

El boicot se mantuvo hasta que los organizadores negociaron y dieron marcha atrás en su pretensión. Mientras los periodistas accedían a boxes, los pilotos comenzaron a salir a la pista.

Era otra época. La figura del jefe de prensa de los equipos era inexistente. Los periodistas entraban con tranquilidad en boxes y compartían tertulias con los pilotos en cualquier rincón. No había hospitality, así que cualquier neumático era bueno para sentarse a charlar.

Eran tiempos de Olivetti, portátil, de cabinas de teléfonos que funcionaban con monedas –cualquier enviado especial, nada más entrar en el país del Gran Premio, lo primero que hacia era cambiar divisas y asegurarse una buena dotación de monedas para las cabinas– o con suerte a través de una operadora, para dictar la crónica. También se podía usar el télex para ello, se entregaba la crónica a un operador para que la 'picase' y enviase. Por supuesto, ni ordenadores, ni fax. Y siempre a mano un cartón de tabaco, una botella de coñac, una colonia o un pañuelo de señora, cuestión de ganarse los favores de telefonista y operadores de télex y conseguir que la llamada o el télex tuvieran máxima prioridad.

Como se ve, todo muy diferente de lo que sucede hoy en día.