Dos Porsche de récord en Goodwood

16/07/2018 16:56

El 917/30 de la Can-Am fue el coche más potente que surcado jamás un circuito. Fue el primer coche de carreras con más de 1000 caballos y en su versión más elaborada dicen que llegó a los 1.200 caballos. Hubo que esperar al BMW F1 en su versión de calificación para alcanzar este nivel.

Es cierto, el primer coche con 1000 caballos censado fue el Sumbeam 1000HP, un vehículo que en manos de Henry Segrave batió varios récords de velocidad en Daytona. Tenía dos motores V12 de 22.4 litros, evidentemente motores de aviación.

Volvamos al Porsche 917 Can-Am. En agosto de 1975, una vez el coche había cumplido su ciclo deportivo, Roger Penske decidió dar un golpe de efecto. El coche de su escudería, que pilotaba Mark Donohue, iba a intentar batir el récord de velocidad en circuito. Con algunas modificaciones aerodinámicas y de motor –llevado a 1.400 caballos– a costa de un kilometraje útil reducido, Mark logró en Talladega dar una vuela a 350,860 kilómetros/hora, siendo la primera vez que se rompía el muro de los 350 kilómetros/hora.

En realidad, Penske ‘se picó’ porque A.J. Foyt, con su Toyota de F-Indy consiguió quedarse justos en las puertas de los 350 kilómetros/hora: dicen que rodó a 349,7 kilómetros/hora. Una hazaña que en USA tuvo mucha repercusión.

En el momento del intento surgió una ligera llovizna, peor Donohue -pese a que no se encontraba totalmente a gusto con el coche porque se movía cuando alcanzaba la punta de 370 kilómetros/hora, decidió llevar adelante el intento y rodó a 356,068 kilómetros/hora.

Hoy, ese récord puede parecernos ridículo porque Arie Luyendyk en 1996 logró una vuelta en Indy a 382,372 kilómetros/hora. Pero en 1975 en Indy se rozaban sólo los 320 kilómetros/hora y hubo que esperar a 1988 para superar los 350 kilómetros/hora, cosa que alcanzó Rick Mears al volante de un Penske durante la calificación de Indy –calificó a 352 kilómetros/hora–.

Este récord de Donohue fue batido en 1986 por Rick Mears con un Penske de Indycar en Brooklyn, donde dio un giro a 376,511 kilómetros/hora. Como se ve, Roger Penske le había cogido gusto –o lo parecía– a eso de los récords.

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