Diez años de la victoria de Antonio García en Daytona

24/01/2019 13:51

"No se si es mi victoria más importante. La de Le Mans en GT me hizo mucha ilusión, pero ésta es una victoria absoluta y eso es lo que cuenta", dijo en aquel momento Antonio García, piloto madrileño, afincado desde muy joven en Gavá y que entonces tenia 38 años.

No era –no podía serlo– consciente de que esa victoria ha sido clave para su carrera deportiva. Le abrió definitivamente las puertas de América, donde hoy es uno de los mejores especialistas de la IMSA y piloto oficial de GM, que cuenta con él para intentar dominar la categoría GT con sus Corvette, primero en Le Mans y después, también en IMSA. Ese año Corvette le había llamado para reforzar su equipo en algunas carreras, después del éxito obtenido en 2008 al ganar GT en las 24 horas de Le Mans.

Fue una victoria muy emotiva para los americanos. Antonio García hacía equipo con Buddy Rice –piloto de Indycar–, Darren Law y David Donohue. David es hijo del mítico Mark Donohue, el piloto fetiche de Roger Penske, uno de los mejores pilotos de sports de la historia de Estados Unidos y llegó a correr con Penske en F1 –falleció en accidente durante el GP de Austria, al explotarle un neumático–, y precisamente se cumplían 40 años de la victoria de Mark Donohue en las 24 horas de Daytona.

David fue el que cruzó la meta bajo la bandera de cuadros, resistiendo el furioso empuje de Juan Pablo Montoya, que llevaba un Riley-Lexus por cuenta de Chip Ganassi junto a Scott Pruett y Memo Rojas, dos de los grandes de la IMSA. La llegada, con los dos coches separados por sólo 167 milésimas fue la más apretada de la IMSA. De hecho, la carrera fue muy incierta porque los cuatro primeros acabaron no sólo en la misma vuelta sino en un margen de diez segundos. El Brumos-Porsche del mítico Hurley Haywood, junto a Joao Barbosa –el hombre que este fin de semana quisiera sumar su cuarta victoria absoluta en Daytona, quinta si tenemos en cuenta que también ganó en una ocasión la categoría GT–, J.C. France –nieto de Bill France, fundador de la Nascar– y Terry Borcheler fue tercero, a 5''4, y el cuarto, el Dallara-Ford de Wayne Taylor –el patrón de WRT, el equipo de este año de Fernando Alonso en las 24 Horas–, Max Angelelli, Brian Frisselle y Pedro Lamy, a diez segundos.

El tráfico fue clave. A dos horas y media del final, Antonio era líder y mantuvo la posición 11 vueltas hasta que Montoya, que había ganado los dos años anteriores, aprovechó el tráfico ara superarle. A 40 minutos del final, Donohue, que había relevado a Antonio, se tomó la revancha sobre Montoya y poco después, el segundos Brumos-Porsche, con el tráfico, perdió contacto con ellos.

A sus 38 años, Antonio hace ya mucho tiempo que vive en Estados Unidos, donde desarrolla su carrera profesional. Una carrera que, tras ser campeón de Madrid, de Catalunya, de España, de Europa y del mundo de karting, estuvo cerca de pasar por la F1 porque fue subcampeón de las World Series en 1998 y 1999 –en ambos años le superaron sus compañeros en Campos Racing, Marc Gené y Fernando Alonso–. Debió esperar al 2000 para ganar la categoría y saltar a la F3000, pero tuvo claro que su carrera profesional debía tomar otros derroteros y se centró en turismos primero y en GT más adelante, piloto oficial de BMW España en el primer caso y de Aston Martin, en el segundo. En 2001 ya ganó las 24 horas de Spa de GT.

Ha ganado tres veces GT en Le Mans, dos en la 12 horas de Sebring y una vez en las 24 horas de Daytona. Además, ha sido campeón GT de IMSA en tres ocasiones: 2013, 2017 y 2018. Con un Corvette mejorado, espera repetir este año junto a su inseparable compañero estos últimos años, Jan Lammers y para esta prueba y Sebring, Mike Rockenfeller.

Antonio mantiene, desde siempre, una fuerte amistad con Alonso y también la tiene con Adrián Campos, del que es socio en algunos de sus programas deportivos. Curiosidad: en su victoria en GT en Le Mans con Aston Martin, uno de sus compañeros fue David Brabham, que años después ganó el absoluto de Le Mans con un Peugeot, junto a Marc Gené.