Björn Waldegard, el primer campeón del WRC

23/01/2019 08:05

Es cierto que el Mundial de Rallies se fundó antes, en 1972, pero el Campeonato sólo estaba abierto a los constructores y estos tenían el hábito de confiar sus coches muchas veces a verdaderos especialistas de las pruebas. Eran pocos los pilotos que se prodigaban sobre cualquier tipo de terreno y ninguno o casi ninguno tenía un programa completo, pese a la existencia de un Mundial de Pilotos.

Otros tiempos: ¡20 marcas clasificadas! Y nada menos que 83 pilotos puntuando en las 12 pruebas válidas. Y es que apenas media docena de pilotos fueron asiduos del Campeonato. Buena parte de ellos se contentaron con disputar la prueba de su país. Sólo seis pilotos puntuaron en tres o más pruebas; otros nueve lo hicieron en dos y el resto, más de 65, en sólo una prueba.

 

 

No debe extrañarnos pues que el primer campeonato del mundo de pilotos se jugara entre dos compañeros de equipos, Björn Waldegard y Hannu Mikkola. Decimos de equipos porque si bien ambos eran pilotos de Ford, se jugaron a cara de perro la corona al volante de sendos Mercedes. ¡Impensable hoy! Ford aceptó que sus pilotos corrieran para Mercedes las dos mangas africanas, Safari y Bandama o Costa de Marfil, dos pruebas rompedoras, sin tramos cronometrados, pero imponiendo medias imposibles en algunos sectores que en la práctica se convertían en tramos, pero con carretera abierta.

Para Ford no era un problema porque Mercedes sólo iba a correr estos dos rallies, en los que la marca del óvalo no iba a estar presente. Curioso, cada uno de ellos debía saltar una prueba. Waldegard no corrió en Nueva Zelanda, dejó su coche al local Manson –de hecho, allí los coches los inscribió Masport, el importador de Ford– y Mikkola no corrió en Canadá.

El Campeonato se jugó en la última prueba, en Bandama. Los dos sobre Mercedes. Nadie podía hacerles sombra porque el tercer Mercedes estaba en manos de Andy Cowan, el gran especialista en rallies de larga distancia y que más adelante fue el jefe de Mitsubishi en el Dakar. Björn llegaba con seis puntos de ventaja pese a que Mikkola arrolló en Gran Bretaña, donde el sueco sólo fue noveno.

 

 

La última pugna era incierta. Nada menos que 5.622 duros kilómetros entre el podio de salida y el título. Björn no falló, se limitó a ser segundo, controlando a Mikkola. El título era suyo.

Un título que no se gestó con victorias –sólo dos, Grecia y Canada, por cuatro de Mikkola: Portugal, Nueva Zelanda, RAC, Gran Bretaña y Bandama– sino en su gran regularidad porque acabó las nueve pruebas en las que participó de las 12 del calendario, de forma que debió descartar dos resultados, ya que sólo se tenían en cuenta los siete mejores. Bernard Darniche –Montecarlo y Tour de Corse–, Stig Blomqvist –Suecia–, Shekhar Mehta –Safari–, Markku Alén –Finlandia– y Tony Fassina –Italia– fueron los otros ganadores: grandes especialistas en sus respectivos países, que no fallaron en la prueba local.

Waldegard continuó corriendo muchos años más, de hecho, nunca dejó de correr, su gran pasión. Estuvo en el Mundial diez años más, hasta que con 49 años abandonó el Mundial por los raids y finalmente se dedicó a los rallies históricos. Su última prueba fue el Eifel Rally Histórico de 2014, ya con casi 71 años, en Alemania, sólo un mes antes de su fallecimiento por cáncer. Una larga carrera, que comenzó en 1962, justo tras obtener el carnet de conducir, con un modesto Volkswagen 1200.

No creo que nadie haya pilotado coches de tantas marcas diferentes a lo largo de su vida deportiva: Fiat, Volkswagen, Porsche, Citroën, BMW, Toyota, Audi, Ferrari, Mercedes, Lancia y Opel. Y aunque muchos lo asocian a Porsche, sus triunfos con la marca germana se remontan a los primeros años del Campeonato de Constructores, cuando el de pilotos todavía no había comenzado.