Apelaciones que valieron un título... o casi

28/07/2021 18:14

El caso más claro se dio en 1976 cuando los implicados en el ‘affaire’ no podían sospechar la importancia que tendría ello en el devenir del campeonato. 

Todo sucedió a raíz del GP de España en el Jarama. En esta prueba, ya comenzada la temporada, entró en vigor una norma que restringía la anchura máxima de los coches y el de Hunt parece que media 1,5 centímetros más de lo permitido. Fueron muchos los coches que en las verificaciones anteriores a la prueba, ya tuvieron problemas, incluidos los Ferrari. Cambiaban voladizos del alerón, anchura del mismo, longitud del vehículo, altura máxima, etc... en total siete puntos modificados para la quinta carrera de la temporada. Hoy suena extraño, pero ello se debía a que los cuatro primeros GP eran no europeos, y además con comienzo en Brasil a finales de enero. Eso sí, los coches en buena parte de los casos eran los mismos del año anterior o una evolución muy directa y era normal iniciar el año con el coche de la temporada anterior.

Hunt ganó con 30 segundos de ventaja sobre Lauda, pero fue excluido en la verificación posterior, por lo que Lauda fue declarado ganador. La apelación de McLaren no se hizo esperar... diciendo que ese centímetro y medio fue debido a los neumáticos, aunque otros pensaron que era por el alerón trasero, y la FIA le dio la razón, de forma que fue restituido como ganador de la prueba.

Fue clave. A final de temporada James Hunt le ganó el título a Niki Lauda por un sólo punto, aunque -pese al triunfo- había salido del Jarama muy lejos de Niki. El accidente del austríaco en Nürburgring, que le hizo estar ausente en los dos siguientes GP, y el hecho de que no quisiera correr bajo las dantescas condiciones de Fuji, permitió al británico ser campeón. No hubiera siso posible sin el resultado de aquella apelación.

Algo similar estuvo muy cerca de suceder en 1999. En el GP de Malasia, penúltima prueba del campeonato, los dos Ferrari hicieron el doblete, Eddie Irvine por delante de Michael Schumacher, con Mika Häkkinen en tercer lugar.

Pero en las verificaciones finales, pánico para los de Maranello. Los comisarios técnicos señalaron irregulares en los bargeboards de los coches rojos y ambos fuero excluidos. La victoria era así para Häkkinen... pero no era una victoria: le daba automáticamente el título ya que tendría 12 puntos de ventaja cuando sólo quedaba 10 en juego.

La apelación de Ferrari les salvó. Los de Maranello pidieron excusas, dijeron que no se trataba de mala fe sino de tan solo un error... y convocaron a expertos externos a unas pruebas en el túnel de viento de Maranello. Los expertos certificaron que si bien los bargeboards no eran correctos, no aportaban ventaja aerodinámica alguna. 

Max Mosley, entonces presidente de la FIA, dijo que no creía que el recurso de Ferrari pudiera prosperar "porque el hecho de que no aporten ventaja es irrelevante", pero admitió que el tribunal internacional podía modificar la sentencia bajo circunstancias excepcionales, pero que ello sólo había sucedido en contadísimas ocasiones.

Los abogados de Ferrari, sin embargo, emprendieron otro camino para ‘aclarar la legalidad’. Señalaron que las mediciones se habían hecho de un modo inapropiado, usando una regla en lugar de instrumentación más precisa "y que esta hubiera demostrado que la pieza era legal".

Ron Dennis declaró entonces que "estaba contrariado pero no sorprendido porque había muchos intereses en juego", mientras que Max Mosley, político a la fin, afirmó que estaba satisfecho "por el bien de la F1 que los Ferrari sean legales".

De poco le sirvió a Ferrari. Mika Häkkinen no quiso hablar, sólo pisar con el pie derecho. Tenía cuatro puntos de diferencia con Irvine... e hizo lo que tenía que hacer: ganar en Suzuka. En aquel entonces había cuatro puntos de diferencia entre el 1º (10 puntos) y el 2º (6), así que la victoria le bastaba... pero Irvine no fue 2º; Schumacher acabó por delante del irlandés. El alemán dijo que no le cedió la posición "porque no le servía para ganar el campeonato".