La columna de Alex Palou: Toca hacer autocrítica tras Austria

22/06/2015 14:30

La verdad es que éste no ha sido el fin de semana más sencillo. Lo empezamos muy bien, con buenas sensaciones en los entrenamientos y el sexto mejor tiempo. No había corrido nunca en este circuito y todavía seguía aprendiendo. Al día siguiente salimos en la clasificación y me sentí muy bien con el coche. Terminamos terceros. El resultado era muy bueno, aunque en la última vuelta venía bajando tiempo pero me salí de pista por empujar demasiado. ¡Pero eso también forma parte de las carreras! Me salí de pista en la última curva, pero por suerte no golpee el muro, aunque estuve muy cerca. De hecho, lo rocé porque vi que mis neumáticos quedaron manchados de color azul. Cuando estás al volante y te ves en una situación como esa, todo te pasa rápido y lento a la vez. Ocurre muy rápido, claro, pero cuando está pasando es como si fuera a cámara lenta. Ves que te vas contra el muro y que tienes que hacer algo. Yo no solté el acelerador a pesar de que estaba sobre el astroturf porque quería acabar la vuelta, porque realmente era muy buena y podríamos haber ganado alguna posición. Creo que eso en parte fue lo que me salvó, porque si hubiera frenado habría bloqueado neumáticos y entonces sí que me habría ido directo contra el muro.

De la carrera del sábado no hay mucho que contar que no se sepa ya. Calé motor. El problema es que lo hice cuando se encendían los últimos semáforos, por lo que no tuve tiempo de arrancarlo a tiempo y perdí unos segundos. Cuando llegué a la parrilla estaba nervioso por las dos salidas malas que tuve en Barcelona, aunque esas no fueron culpa mía. Iba con la inquietud de ver si saldría bien o mal, pero cuando no quieres que algo te salga mal al final siempre te sale mal. Siendo sincero, nunca había sentido estos nervios, este nerviosismo de ver qué va a pasar. En ese momento te dices que no quieres que te salga mal, que ya te ha salido mal dos veces. A posteriori puedo ver que pensar de esta forma es un error, porque lo único que consigues es que te vaya mal de verdad. Ahora ya lo sé para el futuro.

Para hacerme pensar en otra cosa y relajarme, mi equipo hizo un dibujo de un muñeco que representaba mi embrague y que me preguntaba si quería ser su amigo. Cuando me senté en el coche y lo vi, me hizo reír, me ayudó a no pensar en eso y a verlo todo de una forma más positiva. Cuando te estás castigando demasiado y piensas en los errores de forma constante, llega un punto en el que no sales de esa espiral negativa y todo te va a peor.

Quizá el dibujo sirvió, porque en la segunda carrera hice una buena salida. No fue perfecta, pero sí que arranqué bien. La lástima es que luego hubo un accidente en la primera curva. Yo iba en paralelo con Alfonso Celis y entonces un coche me golpeó por detrás. Creo que ese tercero podría haberlo evitado, porque Celis y yo íbamos en paralelo e intentó sumarse a la lucha en el último minuto. Pero no pasa nada, son cosas que pueden pasar. Cuando sales desde la 14ª posición tienes bastantes posibilidades de que te ocurra.

Ahora he vuelto a Valencia para hacer el post-carrera con mi equipo. Lo primero será analizar todo lo que hemos visto en Austria, sacar conclusiones del fin de semana. Sabemos que la salida del sábado fue culpa mía, pero también tenemos que saber qué es lo que hice mal exactamente para que no vuelva a pasar. También veremos si podemos mejorar el coche un poco para la sesión de clasificación. A finales de esta semana o a principios de la siguiente ya empezaremos a trabajar en Silverstone. Es un circuito que me conozco bien del año pasado, ya que ahí corrí con la Fórmula Open y de hecho conseguí dos podios. Me lo conozco mejor que el Red Bull Ring. La verdad es que este fin de semana no sabía del todo ciertos detalles, como por ejemplo los mejores sitios para adelantar o cómo evolucionaba la pista durante el día. En Silverstone hicimos una Pole Position en 2014, así que sabemos que ahí somos rápidos. Vamos a demostrarlo.