Virutas de Goma

Echando cuentas antes de que empiece el tiroteo. Lo que hay, lo que va a haber y lo que no veremos

José M. Zapico
09/03/2014 11:14

Ha sido caótica. Si la temporada 2014 va a ser como la pretemporada 2014, más vale que salgas corriendo a una tienda de recambios, te compres un arnés y se lo instales a tu sillón, porque si no, correrás el riesgo de caerte patrás con las sorpresas que nos vamos a llevar. Va a ser un año difícil, raruno, repleto de sobresaltos, con resultados inesperados y en el que los que se van a subir al podium en cada carrera serán los pilotos de Ford, de la de ataques cardiacos que vamos a sufrir (La Ford Transit es una de las fragonetas más utilizadas  como ambulancia a nivel planetario).

La F1 con su nueva reglamentación ha conseguido lo que muchos pedían desde hacía años: cambiarlo todo, reiniciar el deporte y montar una revolución... pero sospechamos que en el sentido contrario al que debería tomar en muchos aspectos. Nada de olvidarnos de circuitos exóticos que igual que aparecen... desaparecen (Corea, Turquía, India), nada de guerra de neumáticos que agiten el gallinero, nada de reglamentaciones menos ajustadas que estimulen la imaginación, nada de limitación presupuestaria para igualarlo todo, nada de un reparto de premios más equitativo, nada de limitar el acceso a pilotos batatos pero pudientes, y bla, bla, bla. Hay docenas de propuestas que los barandas de la velocidad se pasan por donde desgastan sus gayumbos y que parecen caer en saco roto. A pesar de ellos, llega la revolución y de ella, como de todas, saldrán heridos, damnificados, descalabrados e incluso, guillotinados.

Las gomas se han endurecido, para que no dejen desparramadas las 'marbles de goma' por esos asfaltos de dios, pero harán más complicados de conducir coches. Su turbopropulsion añadirá un problema extra al acúmulo de tareas ordinarias de un piloto al haber perdido gran parte de la presión aerodinámica con alas más pequeñas. La patada del soplido de los gases hará que el acelerador, un elemento todavía analógico, sea modulado por los pies propiedad de los carreristas y de ellos depende que el coche no haga un bonito trompo a la salida de las curvas, por ejemplo. El nuevo ERS trae de cabeza a los encargados de la refrigeración porque se les cuecen las entrañas a los bólidos, el freno trasero 'fly-by-wire' es otra gavela tecnológica importante, y el cableado y sistemas de control de a bordo se han triplicado, haciendo mucho más complejo todo el trabajo de mantenimiento-revisión-reparación en los coches. 

Son muchas las vueltas de tuerca que estrenamos este año, pero la más visible de todas es la de los motores. Con abultadas inversiones en ellos -se habla de 150 minolles de leruos en Mercedes- no se abarata precisamente este negociado. Los anglo-germanos (curiosa asociación) lo vieron como un tahúr del Mississippi, apostaron fuerte y todo apunta a que gracias al trabajo de sus 400 ingenieros, y entre ellos la española Margarita Torres-Díez, veremos la Procesión de la Virgen de la Estrella con una pila de penitentes justo detrás

Que si los motores Mercedes van mejor, que si los Renault van pedor, que si Williams y sus chicos Martini, que si Hulk y Checo se van a desatar... pero a día de hoy sigue siendo una verdadera incógnita lo que puede dar al traste con una de las patas esenciales del culmen en de la velocidad: el consumo de agua de fuego. No es que Alonso tenga espíritu de taxista, pero al parecer posee una especial sensibilidad a la hora de ahorrarse visitas a la estación de servicio. De poco le servirán en esta era que nos ha tocado ser testigos: la administración del combustible se hace a través de un dispositivo electrónico, y no 'a mano'. El tripulante se despoja de esta responsabilidad, al tiempo que se transmite a técnicos e ingenieros, que redoblan su protagonismo. 

Con la limitación de consumo, la F1 no se vuelve de golpe ecológica, pero veremos pruebas en las que no gane el tío más rápido, sino el que menos gaste en una especie de concurso gymkanesco que poco tiene que ver con una carrera. 

Se rumorea que el propulsor más glotón es el de Ferrari, y el que menos, el gabacho del rombo, lo que puede llevarnos a una endiablada paradoja: pueden ganar precisamente los equipos dotados con el motor menos poderoso, el que menos corra. Nadie piensa que vayamos a ver coches varados sin combustible a una pocas curvas del final, pero que nadie dude que veremos perder ritmo a monoplazas de manera repentina a unas pocas vueltas para poder ver caer la arlequinada. El mensaje de radio a sus gobernantes será claro: "colega, o te paseas en lo sucesivo, o no llegas a meta". El piloto de turno apretará la mandíbula, bajará su cabeza, fruncirá el ceño y se cagará en todos los muertos de la regla cuando vea como le pasan los más lentos del lugar a pesar de tener mejores manos y una montura mejor, y mucho más cara. 

"Ej que fulano le-va-a-poner-un-mapa-motor-que..." Bueno, es que los mapas-motor modifican la optimización de lo que un propulsor es capaz de desarrollar, pero pocamente gastará menos. A menor consumo, menor rendimiento, y el mapa-motor lo que hace es aprovecharse de él, y sacarle el mejor jugo de acuerdo con el circuito, las capacidades de su comandante, la relación del cambio, etc. Lo del consumo irá por familias, así que los que gasten el mismo motor tendrán un consumo parejo. 

El consumo es precisamente el único dato concreto que no tenemos. Hemos visto velocidades punta, número de kilómetros recorridos, humaredas que indican la (poca) fiabilidad, las quejas de técnicos y pilotos, pero ni una sola palabra acerca de las cargas de combustible, tan sólo rumores. Las desagradables sorpresas no llegarán el viernes, sino el domingo. En entrenos hay barra libre y cada cual se sirve los cafés que quiera, pero el día de la carrera habrá Tarifa Plana en cuanto a las cargas, y serán 100 kilos para todos. Con eso se las tendrán que componer. Nunca la suerte deportiva de los participantes humanos, dependerá tanto del ingenio de los que parieron sus motores. Si hasta ahora el rey era Newey, el hermano del aire, este año, y unos cuantos sucesivos más, el rey del pollo frito será el tío de los motores. 

 

Epílogo pretemporada: Ha habido muchos intentos, el mercado del taxi es goloso. Monovolúmenes, híbridos, diesel... pero los mejores taxis los hace Mercedes, lo dicen los propios taxistas. Por cierto, estos alemanes también hacen ambulancias, grúas y camiones de bomberos, pero... ¿y desfibriladores? Van a hacer falta unos cuantos repartidos por el pitlane este año.