La superioridad de Mercedes acapara los elogios

Los pulgares de LaF1.es: Malasia

Víctor Serrano
31/03/2014 16:53

Ya habéis visto lo que pasó, leído los resultados y repasado las mejores imágenes con nosotros, pero ahora os queda por saber quién pasó el corte ayer y merece el aprobado en el segundo Gran Premio de la temporada. Por eso, LaF1.es estrena sección y saca los pulgares, para dar su opinión sobre quién se merece los aplausos y quién los abucheos. Al estilo de un emperador romano, nuestro dedo marca sentencia y os invita a vosotros a que participéis con vuestra opinión sobre lo transcurrido en Sepang. Esta es la nuestra:

Mercedes. Todo lo que podamos decir del equipo de la estrella no estaría a su altura. Dieron con la tecla haciendo el motor más potente y fiable y son intratables. Ayer Hamilton tomó la iniciativa con la facilidad de aquél que corre mientras otros andan. A los dos giros ya le sacaba 3.5 segundos a su compañero y era inalcanzable para el resto. Si la mecánica le respeta, aquí hay madera de campeón. Solo la lluvia podía frenarles algo y no apareció. Rosberg completó la foto feliz en el podio, la primera de las muchas que conseguirán si sus rivales no se ponen las pilas.

Vettel. Un coche aerodinámicamente perfecto, como obliga el primer mandamiento de la doctrina de Newey, le valió el sábado a Sebastian para quedarse a menos de un pestañeo de la pole. La lluvia afloró las cualidades de ambos, del RB10 y del alemán. Pero el domingo volvió la cruda realidad por mucho que Seb la quisiera hacer frente. Llegó a oler el dulce aroma de la segunda plaza al echarse encima de Rosberg tras su segunda parada, pero pronto se lo llevó el aire. Bravo por el tetracampéon y los de Milton Keynes, los únicos capaces de hacer cosquillas a la estrella.

Alonso. Que Fernando haya conseguido acabar cuarto en las dos primeras citas con un Ferrari que no carbura y que sea el tercero del Mundial a un punto de Hamilton le llevan automáticamente a ganarse el sitio y el respeto de nuestro pulgar. Ha sido el que más se ha aprovechado de las desgracias de Ricciardo, pero es tiempo de eso, de ser una hormiga que se tiene que conformar con las migajas que caen al suelo de los más grandes. Cuando salga el sol por Maranello, que esperemos que lo haga, ya podrá ir a cazar. Ahora hay que minimizar daños y en eso el asturiano es un experto.

Ricciardo. Lo que le está pasando al australiano no tiene nombre, bueno sí, Webber. Desde que llegó a Red Bull no solo comparte nacionalidad con nuestro añorado Mark, también desgracias y mala suerte. Una rueda con las tuercas mal apretadas, un alerón que se descuelga al pasar por un piano, un Stop&Go por culpa de su equipo y una retirada que le dejó sin cruzar la línea de meta. Ayer no le pudieron pasar más cosas, por eso la FIA le dejó lo mejor para Baréin: 10 plazas para atrás en la parrilla… Al menos le queda el consuelo de que él no lo ha podido hacer mejor.

Räikkönen. Ser el primero que fue doblado por el líder, y en la vuelta 27, fue el desgraciado honor que le tocó ayer a Kimi. Por culpa suya no fue, sino porque el alerón delantero de Magnussen estaba más afilado que las espadas del Trono de Hierro y le dio la puntilla a un neumático trasero cuando solo iban dos giros. Boxes, todo para atrás, y por delante una carrera insufrible cuesta arriba. Y, aun y con esas, se quedó a 2.2 segundos de alcanzar un milagroso punto, pero se quedó sin él y ya ve a su compañero a 18 puntos de distancia.

Massa. Su séptima posición no es la que le trae por aquí, sino su orgullo. Imitando al chiquillo del videoclip de Naughty Boy y su 'La la la', Felipe hizo como que no escuchó lo que le decían desde su muro y dejó a Bottas con los cordones atados. El finlandés quizá podía haber asaltado el sexto puesto de Button porque era el Williams más rápido, pero Massa no quiso quitar el muro. En su mente, Valtteri era Valterio y oriundo de Oviedo cuando le dijeron eso de 'is faster than you' y dijo que no pasaba una segunda vez por el aro. Bottas se llevaría un punto menos, pero también la evidencia de que fue más rápido que su compañero.