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La estrategia en la F1, al detalle

David Izquierdo
25/03/2015 20:43

Desde los orígenes de las competiciones automovilísticas, la estrategia ha sido un factor clave en el desarrollo de las carreras, y más en concreto en la Fórmula 1. Sin embargo, hace tiempo que este factor -entendido como el número y el motivo de las paradas en boxes a lo largo de una carrera- dejó de ser inevitable en sí mismo, ya que cualquier fabricante de neumáticos sería capaz de proporcionar compuestos que duraran carreras completas (de hecho, es el caso de Pirelli en algunos Grandes Premios). Por ello, las diferentes federaciones de automovilismo se encargaron de limitar y controlar las dos variables que en mayor medida influyen en la estrategia, en este caso, de la Fórmula 1: el combustible y los neumáticos.

Con mayor o menor acierto, este tipo de medidas han contribuido a fomentar la lucha estratégica entre equipos, la cual en los últimos años ha evolucionado vertiginosamente hacia límites insospechados: la estrategia se ha convertido en una herramienta puramente comercial, cuyo propósito en la Fórmula 1 ha pasado a ser, casi exclusivamente, proporcionar el máximo espectáculo posible, para conseguir carreras más entretenidas y emocionantes para el espectador.

No cabe duda de que esta función de la estrategia en la Fórmula 1 actual puede ser muy cuestionada, especialmente por los llamados 'puristas' del deporte, que preferirían una estrategia menos ficticia. Pero lo cierto es que, nos guste o no, una vez llegados a este punto ya no hay marcha atrás, y cada año seguiremos asistiendo irremediablemente a nuevas matizaciones en el reglamento, cuyo principal objetivo será fomentar el espectáculo. Algo que, por otra parte, como aficionado 'egoísta' que busca divertirse lo máximo posible cuando se sienta -bien sea en el sofá de casa o en el asiento de una tribuna-, no me defrauda.

Por lo tanto, llegados a este punto en el que la estrategia puede ser considerada como un accesorio artificial que únicamente es conservado para mejorar el espectáculo, es en gran medida lógico que la afición exija que este factor sea utilizado adecuadamente, con el fin de presenciar el mejor espectáculo posible a la hora de encender la televisión cada domingo. Y es a partir de esta afirmación cuando podemos comenzar a comprender el conflicto aficionado-Pirelli.

Volviendo al tema que comentaba previamente, entre los dos factores clave en la historia de la estrategia de la F1, hay uno que actualmente brilla por su ausencia. O mejor dicho, que se encuentra camuflado entre caudalímetros y flujos: el consumo de combustible. Desde que la FOTA, con el apoyo de la FIA, consiguió que los repostajes desaparecieran -¿definitivamente?- de la Fórmula 1 en 2010 (alegando "reducción de costes" como motivo principal), el papel de este elemento de la estrategia se ha visto notablemente reducido en favor de los neumáticos, que han ganado exponencialmente en importancia desde entonces. Sin embargo, con la llegada de los V6 Hybrid en 2014, la gestión del consumo de combustible ha cobrado de nuevo una vital importancia en la Fórmula 1. De todas formas, el tema de hoy serán los neumáticos, cuya hegemonía estratégica, al menos en cuanto a paradas se refiere, sigue siendo hoy en día indiscutible.

Tan solo un año después de la prohibición de los repostajes en la Fórmula 1, Pirelli entró en la misma con su ya conocidísima gama de cuatro compuestos de seco, además de los intermedios y los de lluvia extrema. Sin lugar a dudas, desde que la marca italiana volvió al Mundial de Fórmula 1, hace ya cinco temporadas, la presión ejercida sobre ellos por parte de aficionados y equipos ha sido inmensa.

El eterno compromiso entre seguridad y espectáculo ha ido pisando los talones a Pirelli continuamente pero, ¿cuál fue el origen de este dilema? Probablemente, el problema lo causaron ellos mismos: primero, al demostrarles a los equipos que eran capaces de construir unos neumáticos altamente seguros, constantes en rendimiento y duraderos, y después, al demostrarles a los aficionados que eran capaces de elaborar neumáticos que provocaran estrategias inverosímiles y emoción en cada vuelta de un Gran Premio. En definitiva, provocaron que ambas partes tuvieran en su día lo que tanto anhelaban. Y ahora, a sabiendas de que Pirelli es capaz de dárselo, ambas partes exigen simultáneamente algo que el fabricante italiano, por el momento, parece incapaz de conseguir. Y de esta forma llegamos a 2015, temporada en la que el conflicto se presenta una vez más.

Precisamente para intentar solucionar este conflicto, Pirelli ha insistido con cierta frecuencia en que lo ideal serían carreras de 2-3 paradas. Sin duda, se trata de un punto medio con el que buscan contentar a ambas partes, aunque se arriesgan a que ninguna de las dos se dé por satisfecha. Sin embargo, esas 2-3 paradas fueron un total espejismo en Melbourne, y a pesar de que Pirelli se empeñó en afirmar en su informe estratégico que lo ideal era hacer dos paradas, lo cierto es que en la pista pudimos observar algo bien distinto.

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