Luces y sombras

Carmen Jordá, machismo y desigualdad alrededor de su figura

08/03/2015 18:58

El fichaje de Carmen Jordá por Lotus como nueva piloto de desarrollo ha sido uno de los temas más comentados de la última entre la gente del paddock, pilotos de otras categorías que compartieron circuitos junto a ella, aficionados a la F1 e incluso gente ajena por completo al deporte del motor pero que ha decidido apuntarse al carro de las felicitaciones por ser una mujer la que ha conseguido un puesto que, por más o menos importancia que vaya a tener, era codiciado por muchos otros.

No lo vamos a negar, la Fórmula 1 y el automovilismo en general es un deporte predominantemente de hombres, por motivos más objetivos como puede ser la exigencia física –algo que en lo actuales monoplazas ha perdido bastante importancia- y por los estándares de imagen y prejuicios asociados con las tareas que una chica debería o no desarrollar.

María Teresa de Filippis fue la primera en atreverse a romper estos paradigmas y, tras ella, hemos visto a otras cuatro mujeres tomar parte en un Gran Premio de Fórmula 1, además de a muchas otras encabezar roles variados dentro de diferentes escuderías, como fue el caso de María de Villota en Lotus y Marussia, Susie Wolff con Williams y, desde hace unos pocos días, Carmen Jordá en Lotus.

La de Alcoy es la última en sumarse a una lista que, por suerte, se engrosa más cada día, no sólo en F1 sino en categorías inferiores o disciplinas automovilísticas diferentes en las que hemos asistido a auténticas demostraciones de talento y pericia al volante, a pesar de las anteriormente mencionadas desventajas físicas y trabas u obstáculos que muchas mentes retrógradas aún se empeñan en poner. A todos nos vienen a la mente los casos de Danica Patrick, que se convirtió en la primera mujer en ganar una carrera en la IRL y consiguió acceder al podio de las 500 millas de Indianápolis en 2009, o la incombustible Laia Sanz, quien ostenta nada más y nada menos que trece campeonatos del mundo de trial, tres de enduro, y puede presumir de ser la mujer mejor clasificada en la historia del Dakar con su novena posición en la edición de este año.

Sin embargo, este artículo no tiene el objetivo de recopilar los hitos marcados por mujeres en el deporte del motor, sino para reflexionar acerca de una corriente que se ha podido observado en los últimos días por las redes sociales y que no es otra que la hipocresía que algunos han demostrado ante situaciones tan polémicas como el fichaje de Jordá por Lotus. El ventajismo para anotarse un tanto frente a un público que, muchas veces, desconoce las circunstancias reales de lo ocurrido.

En la opinión de quien firma este artículo, Carmen Jordá no merece el puesto que ha obtenido porque los méritos que ha conseguido a lo largo de su carrera deportiva son nulos si se comparan con los de competidores directos, competidores quienes han cargado llenos de asombro contra un movimiento de Lotus que no tiene otra finalidad más que la puramente comercial y de imagen.

En una época en la que se aboga por más "pureza" y honradez en el mundo de la Fórmula 1, resulta irritante la manera en que muchos han besado los pies de Lotus en un movimiento que deja a la altura del betún los valores de una escudería que en su día ya protagonizó vergüenzas como la de retirar un tweet de apoyo a los homosexuales y despedir al community manager de la formación por la defensa de unos valores que, por desgracia, aún no parecen tener cabida dentro de la F1, o de una escudería como Lotus.

Sin embargo, la situación ha llegado a un punto en que se ha dado la vuelta a la tortilla de forma que, ahora, quien critica la llegada de Carmen a Enstone es un machista cegado incapaz de ver que las mujeres tienen tanta cabida como los hombres en el cockpit de un coche de carreras. 

El problema es que, muchas veces, por intentar demostrar que se comulgan con una idea, se produce el efecto contrario y se demuestra que los pensamientos reales van por la línea opuesta. Y todo esto viene por la cantidad de veces que se ha leído en los últimos días que se critica a Carmen porque es una mujer o que hay que apoyarla por esta misma razón. No estoy de acuerdo con esa afirmación y tengo la sensación de que a quien se le pasan ese tipo de ideas por la cabeza no son más que gente que realmente considera que una mujer es inferior y necesita un apoyo o una defensa con tan poco sentido y fundamento como decir que Carmen merece el puesto, un argumento que, muchas veces, parece estar formulado por gente incapaz de pensar por sí misma y que para no desentonar no tiene más remedio que seguir la línea de los discursos estándar que la sociedad de hoy empieza a exigir, sea cual sea la situación que se les presente por delante. Más machista es defender a Carmen Jordá con el argumento del género como principal baluarte que no hacerlo en base a sus resultados deportivos.

Discriminación positiva, podrían decir. Es loable dar un empujón extra a alguien que se encuentra en una situación de desventaja y desigualdad, creo que hay veces en que es necesario para romper las barreras impuestas. En caso de haberse dirimido el asiento del simulador de Lotus entre ella y otro piloto con exactamente los mismos resultados y méritos, sin dudarlo, subir a Carmen hubiera sido lo correcto, por la significancia que hubiera tendido y porque realmente hay un mérito mayor en ella por el hecho de haberse deshecho de las trabas anteriormente mencionadas. Pero no es el caso. No hay méritos. No hay resultados y lo que Lotus ha hecho no tiene nada que ver con la integración de la mujer en un deporte con mayoría masculina, y siento decirlo, pero lo ocurrido hace un flaco favor a la imagen de la mujer en el deporte del motor, pues Lotus ha demostrado que vale más una cara bonita que pueda atraer a nuevas marcas que unas manos habilidosas. Se debe perseguir la equidad, ofrecer las mismas oportunidades para todos y dar asientos y puestos de relevancia en base a un único factor: el mérito; sin tener en cuenta quién eres, cómo eres, qué piensas, qué te gusta y qué te deja de gustar.

Feliz día de la mujer, y enhorabuena a todas las que hacen las delicias de los amantes del motor con sus actuaciones en pista.