Almacén F1

Bugatti y el Gran Premio

José Miguel Vinuesa
10/03/2015 20:58

Decir Bugatti es sinónimo de automóviles de alto rendimiento y acabados cuidados. Es sinónimo de ingeniería de alto nivel puesta al servicio del automóvil, y es sinónimo de avance y desarrollo, unido al conservadurismo por soluciones efectivas que generan tradición de marca. Y no, no nos referimos a la actual Bugatti. Nos referimos a la Bugatti original, la auténtica, aquella que surgió del amor por los coches de un joven llamado Ettore Arco Isidoro Bugatti, nacido en Milán en 1881, pero francés de espíritu y al final también de nacionalidad. Fue en Francia, en la alsaciana localidad de Molsheim, donde instaló en 1909 su fábrica de automóviles, aunque por entonces la localidad pertenecía a Alemania (hasta 1919), a la que volvería a pertenecer entre 1940 y 1945. Cuestiones de fronteras y guerras. Cuestión de límites.

Y de límites trata esta historia, de la ambición por construir el mejor coche del mundo. A uno, por ejemplo, le viene a la mente el soberbio Bugatti Type 41 Royale, una berlina enorme en la que incluso se utilizó oro. Pero viene también a la mente, fundamentalmente, la tradición deportiva de la marca. Y en ese sentido, hay un coche emblemático: el Bugatti Type 35.

 

TYPE 35, O DE LA IMBATIBILIDAD DEL SER

Corría el año 1924. Bugatti, que ya venía participando con cierto éxito en las carreras de coches, planeó la construcción de un nuevo modelo para la competición. Para ello se utilizaría un motor que estaba en uso desde 1922: el 8 cilindros en línea de 2.0 litros de cilindrada. Pero esta vez, en un nuevo chasis, al que denominaron Type 35, y al que colocaron una carrocería muy estilizada y novedosa. Había nacido una leyenda.

Su debut fue en el GP de Europa, en el circuito de Lyon, el 3 de Agosto de 1924. Los resultados no fueron especialmente llamativos: séptimo y octavo los que acabaron en la misma vuelta, decimoprimero y último a dos vueltas, y dos retirados (entre ellos el español Pierre de Vizcaya). Pero el coche había llamado la atención de todos. Un artículo de la revista Road and Track de 11 de junio de 1926, definía así al coche:

"Cuando apareció por primera vez para la carrera de Lyon, el pequeño coche azul capturó la imaginación inmediatamente. Estaba tan bien acabado, con sus niquelados ejes y controles, su motor casi pulido para exhibición y su proporcionado radiador, que fue la clase de juguete que un entusiasta tenía solo que ver para desear".

Si te interesa esta noticia