Almacén F1

La Indy 500 y la Fórmula 1

José Miguel Vinuesa
24/02/2015 21:05

Las 500 Millas de Indianápolis es una carrera con tradición y envergadura histórica por sí misma, cima de la competición automovilística estadounidense. Sin embargo, durante el período que va de 1950 a 1960 (ambos años inclusive), la mítica carrera formó parte del Campeonato del Mundo de Conductores, como si de un Gran Premio más se tratase, puntuando para la clasificación de pilotos (y a partir de 1958, también de marcas), y entrando a formar parte de las estadísticas de la F-1 por derecho propio.

Aún así, con frecuencia se limita a resumir este notable hecho con un breve comentario a su inclusión en las temporadas de la categoría reina, a veces incluso ignorando su presencia, y raras veces se da una respuesta clara a una pregunta obvia: ¿por qué las 500 Millas fueron una carrera incluida en el calendario de la F-1?. Para empezar a encontrar la respuesta, tenemos que remontarnos a hace noventa y dos años.

 

LA INDY COMO GRANDE EPRÈUVE

Siete de Diciembre de 1922. La Asociación Internacional de Clubs del Automóvil Reconocidos (AIACR, en su acrónimo en francés) se reúne en Londres y decide crear una sección dentro de la misma: la CSI, o Comisión Deportiva Internacional, encargada de redactar las normas para las carreras de Gran Premio y su calendario. Así, las carreras con mayor relevancia internacional fueron consideradas Grande Eprèuves (Grandes Pruebas), que siendo igualmente Grandes Premios, tenían una importancia mayor y configuraban las pruebas capitales del año. La novedad es que estas Grande Eprèuves tenían preferencia en elegir la fecha de su celebración frente al resto.

Pues bien, para 1923, se consideró a las 500 Millas en esta categoría, junto al GP de la ACF (Francia) y el GP de Europa (ese año en Monza). Indianápolis conservó ese rango hasta 1940, y de 1946 a 1949. Pero no nos adelantemos.

Ya en ese 1923, la revista francesa L’Auto hablaba de un campeonato del mundo, cuestión esta que fue discutida por la CSI a finales de 1923. Pero no fue hasta el año siguiente, cuando el Automóvil Club de Italia se muestra conforme con la idea, que se comienza a trabajar en la creación del mismo. De modo que en las primeras semanas de 1925, la CSI crea el Primer Campeonato del Mundo de Constructores (no de pilotos). La temporada constaría de 5 carreras: tres en Europa Continental, una en Gran Bretaña, y otra… ¿Cómo se podría considerar a un campeonato Mundial si no se corría en otro continente? Indianápolis sería incluida en el calendario, que finalmente constaría de 4 pruebas (tras caerse la carrera inglesa). Y no sólo eso, sino que la primera carrera de este recién creado Mundial de Automovilismo fue en Indianápolis, el 30 de Mayo. Algunos diarios europeos la llamaron incluso Gran Premio de Indianápolis.

Sin embargo, previendo la poca inclinación al traslado de participantes de uno y otro continente, la CSI determinó obligatorio participar en al menos tres pruebas: la carrera nacional del constructor y el GP de Italia eran obligatorias, y luego se podía elegir una de las dos restantes. El problema, en todo caso, era asegurar la participación de los coches europeos en la carrera, dado el coste de transporte y además las diferencias reglamentarias entre los coches a uno y otro lado del Atlántico, aunque estas eran pequeñas: anchura de la cabina y del coche, el peso… nada insalvable. Para fomentar la participación, el director del circuito de Indy, Pop Meyers, viajó a Europa para animar a las marcas a acudir. Pero a la postre, Alfa Romeo, Mercedes, Sunbeam y Delage declinaron participar. Sólo Fiat y la francesa Guyot se mostraron dispuestas, si bien al final esta última tampoco acudió. Pietro Bordino y su Fiat 805 acabaron en décima posición, si bien hay que puntualizar que no fue una participación oficial de la marca de Turín, aunque eso no impidió que obtuviera puntos para el campeonato (4 concretamente).

La realidad es que se vieron pocas veces coches europeos en la famosa carrera americana. En 1930, Baconin Borzacchini y Letterio Cucinotta participaron a los mandos de sendos Maserati Tipo 26B, con resultados discretos: retirado el primero, y 12º el segundo.

El Campeonato del Mundo de Automovilismo se mantuvo precisamente hasta ese año, ya que en 1931 la AIACR decidió eliminarlo e instaurar el Campeonato de Europa de Automóviles. Indianápolis, comprensiblemente, ya no formaba parte del mismo, pero seguía siendo considerada una Grande Eprèuve, en la que los europeos, en el período como prueba del mundial, no habían obtenido grandes resultados ni habían participado competitiva ni asiduamente.

 

MASERATI 8CTF: DOMINIO EUROPEO

Pero los europeos sabían lo que era ganar en Indy. Peugeot abrió la caja de los triunfos en la tercera edición de la carrera, 1913 con Goux al volante, al que siguieron las victorias de Delage, Mercedes y de nuevo Peugeot. Pero Indy y los coches europeos no solían casar bien desde entonces. 

En 1937 un Maserati V8RI iba a competir conducido por Elbert 'Babe' Strapp bajo la entrada de equipo de Topping Special, por su dueño, Henry J Topping Jnr. El coche databa de 1935, y tras someras modificaciones, participó en la Indy 500 de 1937. El resultado no fue bueno: 31º y retirado por problemas en el embrague. Ese día ganó Wilbur Shaw su primera Indy 500.

 

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