Red Bull, Pirelli y muchas excusas

El aburrimiento de la victoria

21/11/2013 13:44

Vettel suma y sigue mientras se siguen sucediendo los debates sobre el mérito o no de su larga lista de récords. Alonso apunta a Pirelli, mientras su corte mediática intenta restar valor a las hazañas del alemán. En Mercedes ya piensan en 2014. ¿Y en Estados Unidos? En Estados Unidos se aburren... mucho.

 

Ecclestone, fiel a su táctica habitual de menospreciar a toda su competencia, contraprogramó la carrera de Austin con el desenlace de la Nascar en Homestead, una táctica casi suicida, pero que cosechó un éxito a medias. Las gradas evidenciaron un buen aspecto el domingo, si bien los huecos en las tribunas eran difíciles de disimular, por más que el realizador volviera a abusar de los planos cortos (un clásico en esta temporada, todo sea dicho). Claro que el espectáculo sobre la pista no fue, ni de lejos, la mejor tarjeta de presentación para enganchar a una nueva afición... 

La de Austin fue una de las citas más aburridas del año

La de Austin fue una de las citas más aburridas del año, aunque su trascendencia en los libros de historia de la categoría será notable. Porque Vettel sumó allí la octava victoria seguida, y ya puede presumir del primer gran récord absoluto como piloto de Fórmula 1. Con todas las marcas de precocidad en el bolsillo, el piloto de Heppenheim empieza a situarse a la cabeza de las listas más deseadas, codeándose con los más grandes de todos los tiempos. 

Pero el triunfo de un corredor tan joven y en un equipo como Red Bull escuece en ciertos ámbitos. Mucho. El domingo, sin ir más lejos, la primera frase de Antonio Lobato en la retransmisión de Antena 3 nos dejó a muchos perplejos: "No es por quitarle mérito a Vettel, pero ganar con un coche así es un poquito más fácil...". Lo mismo debió pensar John Surtees en 1966, Jacky Ickx en 1969, Ronnie Peterson en 1971, Jody Scheckter en 1976, Michele Alboreto en 1985, Gerhard Berger y Thierry Boutsen en 1988; Ayrton Senna en 1992 o toda la parrilla, excepto Ferrari, de 2000 a 2004. ¿Alguien conoce algún campeón automovilístico de la especialidad que sea sin pilotar el mejor coche? 

Como ya hemos incidido en esta misma columna en otras ocasiones, ganar o no en la categoría reina depende más de la primera persona del plural que de la primera del singular. El yo piloto de toda la vida ha dejado paso al nosotros (ingenieros+piloto). Cierto, eso ha ocurrido siempre, pero convendréis conmigo que el peso de los dos elementos de esa última suma han invertido polaridades a favor del trabajo de despacho, ¿verdad?  Lo malo del asunto es que este planteamiento complica muy mucho la dialéctica que más disfrutamos los periodistas: la de identificar el triunfo en su autor material, el que se sienta detrás del volante. La prueba, los mensajes de radio de Vettel al término de la carrera y su insistencia en el valor del equipo. 

Ganar o no en la categoría reina depende más de la primera persona del plural que de la primera del singular

¿Y Alonso? El subcampeón de 2013 puede volverse a casa satisfecho, aunque él o su entorno deberían hacer, ni que sea por una vez, algo de autocrítica. Harto de sentirse con un monoplaza inferior a su competencia casi por sistema en las segundas mitades de certamen, Fernando Alonso ha disparado con artillería dialéctica de alto calibre desde el verano, suscitando una guerra civil en la Scuderia nunca vista desde la fuga de Alain Prost a final de 1991. Saldada con una paz más aparente que real, la nueva escaramuza se centra ahora en los neumáticos Pirelli y la sombra de duda que el asturiano ha hecho planar sobre la decisión de Paul Hembery de rescatar las gomas de 2012. Sean culpables o no del pobre rendimiento del Ferrari, lo cierto es que cabría reflexionar si esta clase de afirmaciones (las críticas hacia el equipo o hacia los neumáticos) sirven para motivar cambios de trato o bien generan más rechazo entre los implicados... Y si no, probad a poneros en la piel de un trabajador de Pirelli y reflexionad.

En el fondo, el ansiado tercer mundial de Alonso deberá llegar con el mismo mérito que los cuatro últimos de Vettel, es decir, con un coche ganador. Ahora, me apuesto a que si Fernando se impusiera con la misma superioridad que demuestra Sebastian a día de hoy el debate sería distinto al actual, ¿no creéis? Seguro que en tal caso no cabría duda de que estaríamos ante el mejor piloto de todos los tiempos... Y también el único que, cuando gana, acapara siempre todos los méritos.