GP de Singapur - Carrera

Vuelco al Mundial: Rosberg se retira y Hamilton es líder de nuevo

Víctor Serrano
21/09/2014 16:20

Nervios, prisas, sudores, caras de angustia y tensión, mucha tensión. Ese era el panorama que se veía en el garaje de Mercedes antes incluso de que se bajara la claqueta de la decimocuarta película del año. No, no era por imaginar las posibles consecuencias de un duelo a muerte entre sus hombres, eso hubiera sido algo que les habría encantado viendo cómo resulto todo, sino por unos problemas electrónicos en el W05 de Rosberg que cambiaron completamente el argumento.

Tras manosear el cockpit en busca del cable perdido, resetear el sistema y cambiar el volante, los mecánicos lograron poner en marcha el coche y enviar a Nico a la parrilla. Por un momento pareció que los problemas estaban solventados y los nervios más calmados, pero solo lo pareció... Al ir a dar la vuelta de formación, el alemán se quedaba parado en la pista y se vio obligado a comenzar desde el pit lane una carrera en la que estaba condenado.

Mientras Hamilton cabalgaba sin compañía ni preocupaciones hacia la victoria, Rosberg se pegaba con su coche y con los que estaban en la parte de atrás del pelotón. Le costó pasar a Chilton y no pudo adelantar a Ericsson. Todos los que salían de hacer su primera parada le pasaban con facilidad. Sus problemas se reproducían por todas partes y cuando fue a hacer su pit-stop su magullado monoplaza sacó la bandera blanca. Rendición y adiós al liderato.

Porque sí, Lewis estaba obligado a ganar y lo hizo. Consiguió los 25 puntos de la victoria (su séptima) que le colocan tres por encima de su compañero, pero lo tuvo que hacer sudando más de lo que hubiera sido necesario. Los estrategas del equipo de la estrella decidieron dejar en pista al británico cuando salió un Safety Car provocado por un toque entre Sergio Pérez y Sutil y le condenaron a conseguir un 'gap' enorme sobre Vettel. Se equivocaron, pero lo consiguió.

A golpe de aumentar dos segundos por vuelta su distancia con Sebastian, y con Ricciardo y Alonso que venían tras él, en una demostración autoritaria de poderío mecánico y natural logró una ventaja de 25 segundos, aunque le hacían falta 27… Salió por detrás del tetracampeón en su tercera y última visita a boxes, sin embargo, con gomas nuevas no le costó nada deshacerse de él y volver a retomar la primera posición hasta un final que llegó por tiempo y no por vueltas.

A sus espaldas todo terminó como lo había dejado, con los Red Bull en el podio, con el alemán por delante del australiano, y con Alonso viendo como eran otros los que se regaban con una botella de champán que casi llegó a agarrar con sus manos. Con la segunda parada en boxes, Fernando adelantaba a Vettel y se ponía segundo, como llegó a estar antes de devolverle la posición tras saltarse la primera curva en la salida, pero la salida del Safety Car le arruinó todo.

En Ferrari decidieron arriesgar eligiendo una estrategia de tres paradas, la más sensata y la que le funcionó al vencedor. Cuando el coche de seguridad apareció en la pista, Alonso entró a cambiar por última vez sus ruedas perdiendo la posición con los coches energéticos. Sus esperanzas de podio pasaban por un desfallecimiento de los compuestos de sus rivales que les obligaran a pasar por boxes o que les hicieran ser vulnerables en pista con un ritmo lento.

A pesar de que llevaban más kilometros de lo que se podía imaginar con un mismo juego de neumáticos, lo primero no llegó, pero sí lo segundo. En las últimas vueltas Vettel rodaba muy lento, aunque a la vez lo suficientemente rápido para evitar que sus dos perseguidores le pasaran. La cantidad de tiempo que estuvo el Safety Car en la pista (siete vueltas fueron demasiado) les permitió conseguir tal hazaña y brindar en el podio.

En la quinta posición, y apartado de todo el jaleo que ocurrió a su alrededor, finalizó Massa, que volvió a vencer Bottas (fuera de los puntos por un pinchazo al final) y, además, con mucha más autoridad que en Monza. 14 segundos por detrás cruzó la meta un envalentonado Vergne, que arrasó en el último giro adelantando a Pérez (7º), Räikkönen (8º) y Valtteri (11º), un espectáculo que continuó cuando se marchó del grupo para conservar su sexta plaza.

Y es que una sanción por ganar tiempo fuera de la pista, la segunda que recibió, hace que haya que añadirle cinco segundos a su tiempo, pero consiguió un colchón de siete sobre sus perseguidores. En el apartado de cabreos hay que incluir a los dos Sauber, retirados por problemas de fiabilidad, a Button, que perdió toda la potencia, y a Kobayashi, que se quedó tirado en la vuelta de formación. Pero el mayor de todos los enfados tiene nombre propio: Rosberg.