Lo reconoció en una de sus vistas por el caso Gribkowsky

Ecclestone confiesa: "No me quiero morir como director ejecutivo"

Víctor Serrano
09/12/2013 17:29

Lleva casi 40 años como el capitán de barco de la Fórmula 1, seguir este deporte sin verle pasear por el paddock saludando a pilotos, autoridades y famosos sería algo a lo que tardaríamos en acostumbrarnos. Es difícil imaginar una Fórmula 1 sin Ecclestone, pero ese momento está cada vez más cerca de llegar. Los 83 años que cumplió el pasado octubre y el agotamiento del caso Gribkowsky que le ha llevado a los tribunales podrían llevar a Bernie a dejar su puesto.

Recomendó a Piccinini como su sucesor: "Él fue el gerente de Ferrari durante 12 años y estaba cerca de Mr. Ferrari"

Así lo confesó durante una de las numerosas vistas que tuvo en el Tribunal Superior de Londres según ha sacado a la luz la revista Motor Sport. "No me quiero morir como director ejecutivo. No, yo controlo la compañía, y mientras tenga el control seguiré estando ahí. Pero si me encuentro con que un día no tengo el control, me iré y haré algo más", reconoció el magnate británico.

Además, Mr. E también nombró al que le gustaría que ocupara su lugar cuando finalmente decidiera marcharse, Marco Piccinini, quien fuera Director Deportivo de Ferrari y Vicepresidente de la FIA. "Él fue el gerente de Ferrari durante 12 años y estaba cerca, cerca, cerca, cerca de Mr. Ferrari. Así que sabe un poco de negocios y, además, sus padres tenían tres bancos muy grandes y se vio involucrados en ellos", dijo Ecclestone sobre uno de los fundadores del Pacto de la Concordia.

Resulta cuanto menos extraño que Bernie se refiriera a Piccinini cuando ha defendido en numerosas ocasiones que su sucesor ideal sería Christian Horner, el jefe de la escudería Red Bull. "Christian sería ideal para mi trabajo. Me gustaría poder trabajar codo con codo con él. Podríamos tener un periodo de transición. Es necesario alguien que conozca el deporte", dijo Ecclestone el mes pasado. Sea como fuere, lo cierto es que el relevo en el trono se atisba en el horizonte.