Los primeros Bugatti Chiron abandonan Molsheim
Molsheim. El sueño de Ettore Bugatti. El lugar donde se asentó una marca de referencia en el primer tercio del siglo XX. Donde, no muy lejos de allí, Jean, el hijo de Ettore perdería la vida probando un Bugatti. El lugar que acabó cerrando por la bancarrota de la compañía que había sido la más lujosa y la más rápida en los circuitos.
Entre la niebla de los bosques cercanos, los fantasmas de los éxitos y los fracasos, en la cercanía del elegante Chateau neoclásico, la delicadeza por el detalle, el espíritu de superación de Ettore que puede respirarse por todos lados. Que continúa emergiendo. Sigue vivo el lema de hacer el mejor coche del planeta, cueste lo que cueste. Con paciencia. Entregando el producto a cuentagotas. Como las cosas verdaderamente buenas. Porque Bugatti no pretende hacer muchos, no más de 70 modelos en un año.
Así, los tres primeros Bugatti Chiron están listos para ser entregados a sus propietarios. Abandonan el hogar en busca de su destino. Ahora deben asombrar al mundo, provocar envidias, despertar emociones. Son los vástagos de una tradición ya centenaria de exquisitez y perfección. De lujo y rendimiento.
Desde Molsheim, a la eternidad.
