Trumpetizando la F1

José M. Zapico
18/02/2017 19:40

Precisamente en su territorio, en Fiorano, entrenaba Vettel con un SF-15 cuando se atizó contra las protecciones en plenas pruebas de las nuevas Pirelli de agua. El entreno se fue al cuerno porque el coche quedó maltrecho y no tenían piezas para un monoplaza con dos años equipado con aditamentos y apéndices que ayudaran a emular la aeronormativa 2017. Si las cosas podían empezar mal en Maranello, es mejor no pensar si podrían haberlo hecho peor. Los de colorao han salido poco a la palestra, tan poco que hasta escamó a muchos la ausencia de Mauro Arrivabene en la presentación de las gomas Pirelli… a tiro de piedra de la sede de Ferrari. Por el besamanos de goma pasaron varios jefes de equipo y el único que habla el idioma de los neumáticos no estuvo. "Es que tenía jaleo por casa", adujo El Estanquero, y dejó a unos pocos rascándose la cabeza tras meses de rumores acerca de que su puesto está cogido con pinzas.

A modo de pinza, Donald Trump te aprieta la mano y hace que pierdas el equilibrio para que tu cuerpo quede a su merced. Si no quieres caerte tendrás que agárrate a el no por simpatía ni educación, sino para no quedar como un torpe. Como un torpe quedó, y así lo reconoce él mismo, un amigo de nuevo presi yankee: Sergio Marchionne. El del jersey perenne, con el que parece que nació con él puesto, fue a estrecharle los cinco a Trump tras viaje nocturno en su jet privado desde Italia. Marchionne dijo cuando llegó que en 2016 habría victorias. Puso a su hombre de confianza, se cepilló limpiamente a unos pocos colegas de la escudería, y abrió la cartera —dicen— que por valor de 100 minolles de leuros. Sergio proviene de la industria pura y dura y cuando realizas inversiones, generalmente y de manera bastante previsible, llegan los resultados acto seguido. Tras soltar esos cien dijo "en 2016 ganaremos, por lo menos, carreras". La realidad le ha pegado en toa la cara y ahora es consciente de que en la F1 dos-más- dos no son siempre cuatro, sino solo a veces. De dieciséis podiums y tres victorias, Ferrari pasó a once cajones y cero triunfos. Juzgar a Marchionne tan solo por los resultados cosechados en pista es de ser corto de miras, pero datos en mano a mejor no han ido… e incluso si miramos con detenimiento 2016 en lugar de ir a mejor durante el calendario fueron ligeramente a peor.

Lo peor del "Trump Pull" es que te da su mano y te lleva a su terreno con su famoso muelle. El mandatario te descoloca, te hace perder el dominio del espacio. La marcha de James Allison ha dejado a Ferrari un roto en el uniforme rojo que como resultado los deja un poco en tierra de nadie. La denuncia presentada ante la FIA del tercer brazo de suspensión que parecen muy cogido por la mano en Mercedes y Red bull sólo canta una cosa: ellos no lo tienen. La dirección técnica está tocada y se saben tan perdedores antes de empezar que se rumorea que van a volver a denunciar esto para no empezar dando cojetás desde antes incluso de presentar batalla.

Ni Ferrari ni la Formula 1 se puede permitir que un símbolo como es la Scuderia ande en unas horas tan bajas, sin ganar carreras desde hace demasiado, sin plantar cara a los enemigos, y lo que es peor, sin visos de poder hacerlo ni siquiera antes de ver su nuevo coche. El deporte, y más en un momento tan delicado como este, necesita símbolos y EL símbolo de la F1 está averiado… justo ahora, cuando se esta poniendo en entredicho lo del reparto de los dineros, donde precisamente las alforjas del caballino rampante van de manera permanente más llenas que las de los demás de manera endémica. Bonita diatriba tienen ahora los de Liberty: permite que el chico alto siga metiendo canastas, o dejarle en el banquillo para que las metan los demás, si es que pueden porque son más bajitos. Para ello tendrán que dar un nuevo uso a su mano izquierda, que es justo la que no ofrece Trump para estrechar, porque se la guarda para mostrarla en mejor ocasión.

Donald Trump es el único presidente de los Estados Unidos que ha viajado en un monoplaza de carreras… bueno, en realidad era un biplaza, pero estaba pilotado por Mario Andretti. El único tío que ha ganado en carreras de Formula 1, La Indy, la Nascar, las 500 Millas de Daytona e Indianapolis dice que Trump hubiera ganado a Hillary en una carrera de monoplazas. Andretti, también ha sido un manipulador, un tramposo… pero no es lo que tu crees. Cuando comenzó a correr no tuvo que engañar a sus contrincantes o a los comisarios, sino a sus padres. Subía en su coche a su hermano gemelo Aldo haciéndole pasar por él, cosa que no gustaba a unos progenitores que consideraban que con un carrerista en la familia era suficiente. Los hermanos Andretti se repartieron las victorias a medias en sus inicios como pilotos a finales de los años 50. Hermanos. Esa cosa de la que apenas hay en la F1.