Hace unos cuarenta años se sembró una semilla

El testamento oculto de Villeneuve y Senna

Santi Torres
27/04/2014 11:06

Como todo el mundo, si ves la Fórmula 1 has oído hablar de Senna, Prost, Stewart, Clark o Villeneuve. A la tierna edad de ocho años no sabes por qué esas personas son leyendas, y la idea es que eran extraterrestres a bordo de naves espaciales con ruedas. Cada nave a su estilo, como la forma de ver las carreras, que va evolucionando y marcando unas pautas a los pilotos que suben de categorías pequeñas. 

Quince años después tengo claro que ha habido en los últimos cuarenta años cuatro pilotos que han destacado por encima del resto. Gilles Villeneuve, Ayrton Senna, Michael Schumacher y Sebastian Vettel. A nadie les deben sonar raro, y la relación entre ellos es más que curiosa. Es más, de la F1 actual, son el bisabuelo, el abuelo, el padre y el hijo por así decirlo.

Hasta los años setenta, esa década en los que los avances tecnológicos se producían por locura más que por análisis científico, los pilotos eran de un estilo que hoy en día no se pide en ninguna categoría. Algunos dirán que antaño se llevaba la regularidad antes que la velocidad pura, pero hubo un momento en que alguien quiso cambiar la F1. Alguien que arriesgaba pese a ir a tres ruedas.

Gilles Villeneuve tenía una forma de entender las carreras que gustó en Maranello. Enzo Ferrari estaba encantado con el canadiense, y que 'Il Commendatore' estuviera encantado con un piloto era, si más no, raro. El estilo salvaje y desmesurado de Villeneuve encajaba en la idea de Enzo. Y en la de los aficionados. Pero tenía un asterisco bien gordo a su lado: era irregular. Podía sacarte nueve segundos en una vuelta en mojado, pero también chocarse en la siguiente. Quizá sea de los pilotos más rápidos que no hayan conseguido un título -Ronnie Peterson o Stirling Moss formarían parte de ese grupo también- pero si de algo era rico era de voluntad. Su muerte parecía que daba la razón a aquellos que lo catalogaron de loco al volante, pero con el paso de los años, ese legado de Villeneuve sería la base para otra leyenda.

Christian Klien, “en la Fórmula 1 debes ir a ritmo de clasificación durante toda la carrera.

Ayrton Senna da Silva. O como ser la leyenda más querida por la F1, ya sea por mártir –también Villeneuve goza de ese título- o por talento puro. El piloto brasileño ha encandilado a millones de espectadores, no sólo con su carisma fuera de la pista si no por una filosofía que desde Villeneuve no se veía en las carreras: buscar el límite. Eso sí, con una modificación. Senna tenía la manía –o característica- de ir al límite en cada una de las vueltas, pese a contar con un colchón de tiempo bastante considerable. Esa idea de pilotaje recordaba a Villeneuve, incluso en la irregularidad. El incidente en Mónaco en 1988 o varias de las salidas de pista que tuvo a lo largo de su trayectoria eran un 'déja-vú', pero el camino estaba marcado. Fue un joven alemán quien pudo perfeccionar el estilo años después de la muerte del mito brasileño.

Habiendo coincidido con Senna en pista, Michael Schumacher siempre se ha caracterizado por ser un piloto que aprendía con suma facilidad los diferentes conceptos a los que se enfrentaba. La velocidad del Kaiser no se pone en duda, y actuaciones al límite como en Hungría 1998 o Francia 2004 ponen de manifiesto que el estilo de ver las carreras de Villeneuve y Senna había encontrado heredero. El ir a ritmo de clasificación durante un relevo completo era lo que sabía hacer mejor Schumacher, y el marcar cronos como un robot se convirtió en premisa imprescindible en la Fórmula 1. Como dijera Christian Klien, "en la Fórmula 1 debes ir a ritmo de clasificación durante toda la carrera". Esto significa que en treinta años se había pasado del "aguantar y acabar" al "forzar y terminar", dos conceptos opuestos. Eso sí, no estaba perfeccionado del todo.

Y aquí es donde llegamos a la generación actual de la F1. El heredero de Michael Schumacher fue nombrado en su día que sería Fernando Alonso, pero curiosamente Alonso es de los hombres que se parece más a Prost, en aquello de saber en qué momento de apretar y en qué momento esperar. Ha sido un joven alemán quien realmente ha cogido el cetro de esa filosofía de sobrepasar el límite y no es otro que Sebastian Vettel. Curiosamente su situación es como la de Villeneuve y Senna. Muchos aficionados han augurado que el pilotaje extremo de Sebastian Vettel traería problemas al equipo, por aquello de hacer la vuelta rápida cuando no toca. Vaya, casi coincide con las palabras de Prost sobre Senna. "Algún día se matará, corre como si no hubiera nadie más en pista".

La idea del de Heppenheim es sencilla: ve al 100% en todas las vueltas. Como la de Villeneuve, Senna y Schumacher. Teniendo en cuenta que los coches han evolucionado y los pilotos salen más preparados, ¿qué nos podemos encontrar en un futuro? ¿Quién predicará con este pilotaje en unos años? Los que ahora vemos como pilotos, serán leyendas en unos ocho-diez años. Y volverán a haber cambios de estilo, u otros pilotos que opten por modos diferentes de afrontar la carrera. Pero lo que es seguro es que el legado y la herencia de ser más rápido que el resto seguirán pasándose de padres a hijos. O de maestros a aprendices.