El Tesla Model S ya es el eléctrico de serie más rápido de Pikes Peak

No tengo la menor duda que competición no es una de las palabras que te vienen a la mente al pensar en Tesla. Ecología, tecnología o incluso aceleración quizás sean las más comunes, sin embargo no por ello han dejado de apuntarse a una de las competiciones más famosas y con más historia del panorama internacional.

Tesla llegó a la edición 2016 de Pikes Peak con las ideas claras: batir el tiempo anterior en que un vehículo eléctrico de serie alcanzó la cima tras 20 kilómetros muy exigentes, llenos de horquillas y en las que el más mínimo error puede llevarte precipicio abajo.

Para asaltar el récord eligieron su vehículo más potente, un Tesla Model S P90D, que cuenta con una batería de 90kWh –equivalen a más de 750 caballos- y puede acelerar de 0 a 100 kilómetros/hora en 3 segundos y le permite batir a muchos superdeportivos. El gran reto era si sus cualidades dinámicas le permitirían ir rápido en curva y secciones viradas como para mejorar el tiempo objetivo.

El Tesla S no recibió mayores modificaciones que un vaciado interior para instalar elementos de seguridad como una jaula antivuelco y otros requerimientos por normativa. Todo ello supuso reducir su peso en unos 320 kilos respecto a uno recién salido de fábrica.

Finalmente Tesla logró su objetivo al marcar un tiempo 11 minutos y 48 segundos con el piloto Blake Fuller a sus mandos. De esta forma pulverizó el récord anterior de 13 minutos conseguido por una motocicleta eléctrica.

No es la primera vez que la marca de Elon Musk participa en la subida a Pikes Peak. Justo hace dos años, cuando se cumplió el centenario de la prueba, probaron suerte con un Tesla Roadster. El resultado fue bien distinto ya que logró un discreto papel, todo lo contrario que el Model S.