Hay vida más allá de la F1: Lo mucho que nos enseña Alonso

Éste es el mensaje que ha dejado Fernando Alonso a todos los pilotos de la parrilla de los Grandes Premios, tras su paso por las 500 Millas de Indianápolis, las 24 Horas de Daytona o las 6 horas de Spa.

Su participación el pasado año en las 500 Millas ya sorprendió a muchos, pero se tomó más como una operación de recuperación de moral, autoestima si quieren, deseada por el propio Fernando y sobre todo querida por Zak Brown, el nuevo responsable de McLaren en competición.

Pero ha sido su voluntad de simultanear F1 y WEC este año, con la preparación en Daytona y la victoria –merecida– en Spa, de efectos balsámicos para el asturiano, lo que ha abierto los ojos a muchos.

Cuando el asturiano anunció sus planes, muchos pensaron que era tarea de titanes. Los puristas recordaron que en los años 60 y 70 era habitual que los pilotos simultanearan las dos especialidades e incluso tres categorías, pero eran otros tiempos, con menos carreras y ausencia casi de test y por supuesto, sin simuladores. Los 'talibanes' de la F1 anunciaban un desastre porque la categoría reina, dicen, es tan específica y exigente, con tanta exigencia física y mental, que resulta imposible de simultanear con otra disciplina. Era para casi todos un desafío poco menos que imposible, quijotesco.

Pero los resultados, hasta el momento, demuestran lo contrario. Alonso ha llevado un ritmo de vida endiablado… digno de un piloto Nascar, si me lo permiten, o incluso más. Ha corrido domingo tras domingo, empalmando un simulador con otro. Ha hecho sacar humo a su ordenador de tantos correos cruzados con ingenieros de uno y otro equipo, Toyota y McLaren. Y sobre todo, en pista, ha sorprendido por su eficiencia.

Quizás todo ello acabe pasando factura. Pero en pista hemos tenido al mejor Alonso. Un Fernando descubridor de resistencia en Daytona, controlando en Spa y sublime en los cuatro Grandes Premios de F1 que llevamos disputados, sacando petróleo de lugares en los que parecía que sólo existía un campo árido. 

Y todo ello cuando los 37 años están a la vuelta de la esquina. Y a sus espaldas hay 20 temporadas ya de automovilismo, desde que Adrián Campos le dio la oportunidad de correr en 1999 la Fórmula Nissan, que ganó. 

Es curioso, el triunfo de Alonso en el WEC se ha producido en Spa, el circuito que le catapultó definitivamente hacia la F1, con aquella victoria en la última carrera del campeonato de F-3000, que puso colofón de oro a una temporada del 2000, que hasta entonces había sido difícil. Un circuito en el que ha corrido Grandes Premios épicos, pero que hasta ahora se le ha resistido en F1; diría que es el único clásico en el que aún no ha ganado con un F1. Sólo Abu Dabi, Austin, Paul Ricard, Red Bull Ring, Sochi, México y el de Bakú, demasiado reciente y en el que no ha dispuesto de máquina competitiva, se le resisten.

"Si quieres tener a un piloto competitivo, debes tenerle feliz, tienen que tenerle en un entorno amigable", dice el presidente de la FIA, Jean Todt, que en su rol de director –de Peugeot primero y de Ferrari después– sabe de lo que habla. Y aplaude lo que hace Fernando y está convencido de que otros pilotos pueden seguir en breve su estela. Sostiene, por ejemplo, que varios pilotos combinan WEC y Fórmula E, por ejemplo. "Creo que es muy saludable para los pilotos estar en dos tipos de competiciones, tener otras oportunidades".

LOS RIESGOS DE COMBINAR F1 Y WEC

Es cierto, tiene sus riegos. Lo hemos visto con Pietro Fittipaldi, cuyo accidente en Spa le privará no sólo de buena parte del WEC, sino también de la Indycar y de la Súper Fórmula japonesa.

La elección de Fernando es espectacular para el automovilismo. Ha redescubierto a muchos fanáticos de la F1 que hay más mundo que el paddock de los Grandes Premios, que hay otras especialidades apasionantes.

Alonso persigue en Santo Grial, el conquistar la triple corona’ –Indy, Le Mans, GP de Mónaco– que sólo Graham Hill ha podido lucir. Pero también la posibilidad menos conocida, pero no menos atractiva, de ser campeón del mundo en dos disciplinas distintas.

Si consigue ambos objetivos –el segundo podría hacerlo este mismo año– Fernando reescribirá la historia y abrirá a todos los pilotos un nuevo panorama. Y eso es algo que toda la afición deberá agradecerle siempre.

De momento, este fin de semana le espera en GP de España, la carrera de casa. Ya en el pasado, con un coche inferior, dejó constancia de su voluntad de ganar en casa, de agradecer a sus seguidores el apoyo incondicional –incluso fanático en algunos casos– que le siguen prestando "en lo bueno y en lo malo", como un matrimonio de los de antes, cuando no existían divorcios. Y el asturiano, a poco que las circunstancias le acompañen, sabrá recompensarles una vez más.

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