Verstappen desata pasiones en su exhibición en Zandvoort

Delirio en Zandvoort para ver a Max Verstappen en acción sobre un Fórmula 1. La marea naranja atiborró el trazado, con hasta 75.000 aficionados presentes. Una suerte de anticipo al retorno del Gran Premio de Holanda de F1, anunciado oficialmente para el próximo año tras un paréntesis de 15 años.

Max y Pierre Gasly hicieron una exhibición con dos RB7. Unas vueltas a la pista y, sobre todo, una sesión de donuts con el consiguiente humo y ruido, todo ello en el marco de una fiesta bautizada desde hace años como 'Jumbo Racedagen'.

La afición holandesa sigue a Max con la misma fe, ilusión y parafernalia que los hinchas de un club de fútbol. Y aunque era una exhibición, no faltó a la cita.

En 2017 Max ya fue protagonista de una fiesta parecida. Entonces estableció el récord de la pista actual en 1'19''511, un crono que se rebajará indudablemente cuando la Fórmula 1 dispute una clasificación allí y posiblemente en varios segundos.

"Había corrido aquí hace unos años con un Fórmula Renault 2000. Nada que ver con un F1. Para estos, la pista es estrecha y con curvas muy rápidas, en las que hay que echarle muchos huevos para ir rápido", dijo Pierre Gasly, asombrado por la respuesta de la afición.

Max Verstappen coincide con su compañero: "Esta pista es un gran desafío porque no hay muchas escapatorias".

Hay un plan de remodelación de algunos puntos de la pista y del paddock. Los pilotos de F1 ya han dicho que la carrera puede ser una procesión. Y los del Mundial de Turismos, que corrían esta semana, han mostrado opinión unánime de que "hay que ensanchar la pista, al menos en algunos puntos y reasfaltarla porque está muy bacheada, demasiado para un F1".

El año pasado, sin embargo, el festival no tuvo la presencia de los monoplazas de Red Bull, pero Max y Daniel Ricciardo se enfrentaron en una curiosa carrera con Aston Martin que remolcaban caravanas.