Las idas y venidas de Renault en la Fórmula 1

Tras el debut de la temporada en Baréin ya dijimos que Alpine estaba en la disyuntiva de invertir o vender. La apuesta personal de Luca di Meo, el CEO del Grupo Renault, no parece dar sus frutos. Las continuas promesas de mejora quedaban desmentidas a las pocas carreras. 

Los continuos cambios de cúpula -del equipo y de Alpine marca- no proporcional a la estabilidad. Un detalle, Cyril Abiteboul decidió abandonar tanto la dirección de la marca como la del equipo apenas unos meses después de haber sido nombrado.

El rol del equipo Alpine es el de servir de imagen al renacimiento de la marca, propiedad de Renault y como herramienta de marketing no acaba de funcionar… o, mejor dicho, el equilibrio costo/retorno no es satisfactorio. Y para salir del agujero donde están se necesita inversión y tiempo. No sé si hay lo primero representa un problema; lo segundo, sí. 

Quinto el primer año, cuarto el segundo, sexto en 2023 y farolillo rojo con poca esperanza esta temporada. El chasis es un desastre. El motor el peor de la F1.

Eso sí, Renault no arroja totalmente la toalla y pone una condición: seguir usando el motor Renault. Bueno, para 2025 está claro que no hay vuelta de hoja, pero tenerlo que llevar hasta 2029 es un riesgo. El motor Renault ha sido el mejor en varias ocasiones… pero en la era híbrida no han acertado y no hay seguridad -más bien una cierta reserva- de que lo hagan en el futuro.

La presencia de Renault en F1 ha sido un tanto curiosa. Una cosa es Renault equipo y otra Renault motores. El primero inicialmente en Francia, antes de pasar a Enstone, el segundo, en Viry-Chatillon. Mientras en Viry Chatillon, donde se realizan los motores, ha habido continuidad desde el desembarco en F1, Enstone ha sido como un péndulo, evolucionando desde equipo oficial a equipo privado.

Enstone ha sido péndulo, yo-yo o factoría con eclipses, desde que Renault la comprara a Benetton cuando la marca francesa quería volver a tener equipo propio y había liquidado su equipo basado en Francia un par de años antes. 

Lo curioso es Renault adquirió Benetton en el 2000, pero el equipo siguió llamándose Benetton dos años más hasta que en 2002, en el que la marca del rombo compró a la familia Benetton el 155% que habían conservado. 

De la mano de Flavio Briatore y con Fernando Alonso como ‘ejecutor’, llegaron los mejores años del equipo incluidos los dos títulos de Fernando Alonso en 2005 y 2006, los únicos de Renault como equipo. La marcha de Fernando, que les pilló por sorpresa, A partir de ahí, el equipo entró en descomposición; una espiral negativa como la actual, sólo salvada por dos victorias de Fernando, la penúltima de ellas el famoso ‘Crashgate’. Alonso siguió con ellos hasta 2010, cuando pudo pasar a Ferrari.

Renault vendió la mayor parte del equipo a Genii Capital, la inversora de Gerard López. Durante dos años más, el equipo se llamó Renault, antes de pasar a denominarse Lotus, aunque siguió llevando motores Renault. 2011 fue un desastre pero 2012 resultó una éxito con Kimi Raikkonen tercero del campeonato y el equipo 4º de constructores; en 2013 el éxito fue similar… mientras el Red Bull-Renault encadenaba títulos. En 2014, Genii no pudo proseguir el ritmo, ni siquiera recurriendo al motor Mercedes. 

Cara a 2017, Renault decidió comprar Lotus, literalmente en bancarrota por una libra esterlina y competir con su cliente, Red Bull.

Desde entonces, Renault ha intentado emerger. Pero el equipo estaba bajo mínimos, necesitaba una gran inversión. Se han hecho cosas, pero quizás no todo lo necesario, aunque también es cierto que el grupo ha vivido momentos convulsos con la ‘crisis Ghosn’ y su Alianza con Nissan.
Con la llegada de Luca di Meo, se decidió apostar por el renacimiento de Alpine y bautizar el equipo con ese nombre, pero los males de fondo persisten.

En lo que a motores concierne, salvo en paréntesis justo al finalizar en 1987 la era turbo, para volver con su V10 tres años después, ha tenido presencia continuada desde 1977… aunque entre 1998 y 2000 estuvieron ‘camuflados’ bajo la denominación Playlife (98-2000) o Mecachrome (1998) y gestionados por Flavio Briatore. 

Pero al menos ha vivido años de oro como motorista con 12 títulos de constructores -es decir motorizando al equipo ganador- y 11 de pilotos. Quizás por eso no buscan el cierre total.