La FIA rechaza la petición de Renault para mejorar su motor

En julio, Alpine presentó oficialmente la petición, que ahora ha sido denegada. De esta forma, el equipo francés deberá convivir con su motor actual hasta finales de 2025.

Como se sabe, el reglamento actual estipula que los trabajos en los motores están ‘congelados’ hasta el final de la actual reglamentación y sólo se permiten intervenciones por razones de fiabilidad o seguridad, previamente aprobadas por la FIA.

En la próxima reglamentación está prevista asimismo una congelación, pero se permitirá un desarrollo ‘extra’ de aquellos motores cuyas prestaciones están un determinado porcentaje por debajo de los rivales.

Los estudios de la FIA sobre la potencia del motor Renault indican que la diferencia con los otros propulsores no alcanza los 30 caballos, sino que, como mucho, está en la horquilla de los 15-20 caballos. Y tampoco permite mejoras por fiabilidad porque entiende que los problemas no atañen al motor sino a la bomba de agua "en la mayor parte de casos".

En Alpine han aceptado el veredicto de la FIA y Bruno Famin, ‘team principal’ en funciones, ya ha dicho que van a trabajar muy duro para que el nuevo motor de 2026 esté a la altura.

Los males de Alpine, entonces Renault, provienen del cambio a la reglamentación híbrida. Subestimaron lo que estaban invirtiendo los rivales o sobreestimaron sus capacidades tras años de dominio con Red Bull. Desde entonces, en una década, no han conseguido ponerse al día, cosa que sí hicieron Ferrari y Honda.

La potencia máxima es, sin embargo, sólo uno de los aspectos del motor de un F1. Hay otros detalles, como la erogación de potencia, el arco de revoluciones útiles –la elasticidad, sin prefieren– o el consumo, que tienen gran influencia en las prestaciones. Posiblemente puedan enjuagar 10 caballos de diferencia.

Y hay otros factores que también tienen una influencia, como el ‘drag’ y la ‘downforce’. Si estos no son adecuados, exigen más al motor para poder igualar las prestaciones.