La Fórmula 1, el deporte de equipo más egoísta e individual

"Hay un púbico en Italia y en otros países vecinos que sigue fielmente a Ferrari. Pero esto está cambiando. Hay otro público cada vez más importante que sigue a un piloto", señaló el máximo responsable de la Fórmula 1.

Se ve claramente con la marea naranja de los seguidores de Max Verstappen, principalmente holandeses, que sigue a su ídolo por todo el mundo. Es algo que aquí conocemos muy bien porque la marea azul que seguía Fernando Alonso donde quiera que corriese y que aún le sigue, fue quizás pionera en ello.

Son seguidores de pilotos que cambian de equipo con éste. Sean en Renault, McLaren, Ferrari o Aston Martin, los seguidores de Fernando siguen siendo los mismos y vuelven a vibrar con fuerza a la par que cruzan los dedos para que ‘la 33’ llegue lo antes posible; en el tercer título ya pensaremos más adelante.

"Basta mirar las tribunas de cualquier circuito para darse cuenta que hay algo que está cambiando, que los pilotos tienen una gran influencia en la nueva generación de aficionados y que su personalidad, su presencia en las redes sociales, su contacto directo con los fans marcan la diferencia", señaló Domenicali.

Max, Lewis, Fernando, Lando o Charles son hoy por hoy los más icónicos y con mayores seguidores. Russell tiene un pie en este grupito. Y posiblemente Carlos lo tendría de no estar la atención mediática volcada en Alonso.

Por el contrario, entre los equipos sólo hay uno especial, Ferrari. Red Bull o Mercedes, pese a sus recientes triunfos y dominio no llegan a ese nivel. La presencia de Ferrari es ‘obligada’ y ya Bernie Ecclestone decía que era el único equipo imprescindible.

Por todo ello, Domenicali se muestra muy feliz de la decisión de Fernando de volver a correr en F1 y de la renovación de Hamilton. Las ‘estrellas’ forman parte del núcleo duro del espectáculo. No sólo porque atraen a los aficionados sino porque atraen la atención de un público nuevo, joven, dinámico.

¿Cómo se combina esto con los intereses de los equipos? Después de todo son los equipos los que pagan la fiesta… pero son los pilotos los que atraen muchas veces a los patrocinadores y los que con sus resultados acaban consiguiendo mayor o menor participación en el reparto ‘de dividendos’ de la F1 entre los equipos.

Los pilotos quieren ganar. Los equipos, que gane el suyo. Hace tiempo, Frank Williams dijo que le importaba un bledo quien de sus dos pilotos ganara las carreras… mientras las ganasen.

Esto sigue siendo así. Y no sólo cuenta un piloto estrella sino los dos. Porque el dinero se reparta por el resultado conjunto de ambos.

¿Dominios? Sí, la F1 actual está compuesta por periodos dominantes. Aquellos en los que el mejor piloto se junta con el mejor coche. Diríase, además, que es una unión natural, ambos se buscan. El uno sin el otro, un gran piloto y un gran coche, no consiguen nada.

La F1 es especial. Muy especial. El más egoísta, individual de los deportes de equipo. Y en eso reside parte de su magia. Y por ello las órdenes de equipo, tanto si se dan como si no se hace, acaban despertando tantas polémicas.

Los pilotos esperan de un equipo que les de la herramienta necesaria para ganar y el resto es cosa suya. Para los equipos un piloto es la punta del iceberg, un peón más en el juego.

Para muchos aficionados, su ídolo no merece órdenes o juegos tácticos, excepto si sale beneficiado. Para los seguidores de un equipo, no es de recibo que el resultado puntual de uno de los dos pilotos acabe perjudicando el mejor resultado del equipo.

Puntos de vista opuestos diametralmente, pero que deben complementarse y coexistir. Quizás ahí reside el atractivo y una de las claves del negocio de la F1.

Para los pilotos, una situación nueva o casi. La mayor parte de ellos están acostumbrados a que esto no sucede así en las categorías inferiores. Sus compañeros de equipo no son compañeros, sino pilotos con los que comparten una estructura. Después de todo, salvo excepciones, la carrera de escalada hacia la cumbre la pagan, directamente de la familia o de patrocinadores allegados… y en buena parte de equipos cada piloto tiene sus propios compromisos de patrocinio.