Sé que muchos tendréis curiosidad por lo que ha ocurrido esta última semana y os ruego que tengáis un poco de paciencia. Ahora mismo no hay ninguna novedad ni nada más que comentar, más allá de lo que ya dije en su momento. Yo ahora mismo estoy centrado completamente en la temporada actual, porque si hacemos las cosas bien podemos volver a ser campeones de IndyCar.
Tengo las pilas a tope para la fase decisiva del campeonato. Mayo fue un mes muy intenso y enlazamos cinco semanas seguidas de carreras entre Indianápolis y Road America, pero afortunadamente hemos podido hacer un alto en el camino para tomar aire, ver dónde estamos y coger carrerilla para afrontar lo que se nos viene encima.
Lo que pasó en las 500 Millas de Indianápolis me hizo daño. Me dio mucha rabia, porque teníamos un coche realmente competitivo, estábamos delante y estábamos peleando por la carrera. Pero en la segunda parada salió una bandera amarilla que nos chafó el día, la carrera y prácticamente todo el mes de mayo entero.
El camino a las 500 Millas de Indianápolis empieza este martes con los primeros entrenamientos. Estaremos rodando todos los días hasta el domingo y tenemos un montón de trabajo previsto, de modo que será una semana bastante intensa. Sólo espero que el tiempo nos respete, porque parece que el miércoles y el viernes podría llover. Sea como sea, el objetivo no es otro que mejorar el resultado del año pasado y yo con mejorar una posición ya me daría por satisfecho.
Es oficialmente el mes de mayo, de modo que son días importantes aquí en la IndyCar. Este fin de semana ya estaremos en Indianápolis para la carrera rutera y el martes que viene comenzarán los primeros entrenamientos para las 500 Millas, que se celebrarán el día 29. Según pasan los días la temperatura va subiendo y en un abrir y cerrar de ojos estaremos ahí peleando por la victoria más importante que puedo conseguir.
Nadie me quita la espinita de saber que en Long Beach peleé por la victoria, pero aun así terminar terceros es un gran resultado y estoy más que contento. El balance general es muy bueno, porque apenas es la tercera carrera del año y es el segundo podio a pesar de que aún no hemos ido a ningún circuito rutero, que es donde normalmente somos más fuertes. Vamos por el bueno camino.
Sabíamos que Texas sería un fin de semana complicado, porque estábamos en uno de los ovales más 'americanos' del calendario. No llegas a reducir o tocar el freno como en Iowa o Gateway, y tampoco tiene las curvas largas de Indianápolis, que se parecen más bien a las de un circuito convencional. Texas es un oval de verdad y sabíamos que sería difícil, más cuando sólo tuvimos una sesión de entrenamientos antes de ir a la clasificación. El séptimo puesto es un buen resultado, considerándolo todo.
St Petersburg fue probablemente el mejor inicio de temporada que podríamos haber deseado. Sabíamos de antemano que iba a ser una pista difícil para nosotros y nuestras expectativas se cumplieron, porque empezamos los entrenamientos muy mal y en la clasificación también nos costó estar ahí arriba. Salvarlo todo con una gran remontada en la carrera, con una estrategia perfecta y adelantamientos en pista, da mucha moral para el resto del calendario.
Si hace dos temporadas era un debutante y el año pasado un recién llegado a Chip Ganassi, este 2022 lo empiezo como el actual campeón de la IndyCar. Para este campeonato tengo dos objetivos claros en mente: ganar primero las 500 Millas de Indianápolis y luego defender el título. El camino empieza este fin de semana en St Petersburg con la primera carrera del calendario.
Estos últimos días han sido de locos. Todo lo que ha pasado después de la carrera de Long Beach ha sido nuevo para mí. Llevo casi dos semanas de eventos y compromisos prácticamente sin descansar y ahora ya empiezo a estar al borde del colapso porque se empiezan a solapar con jornadas de trabajo en el simulador y unos test que tengo previstos para la semana que viene. Es el precio de ser campeón de la IndyCar, así que bienvenido sea.
