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Mirada atrás

31 días para los test: cuando Stirling Moss pensó que iba a morir en un Rally-Raid

Stirling Moss y el organizador de la prueba, Jim Gavin
Stirling Moss y el organizador de la prueba, Jim Gavin
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21 Ene 2024 - 13:40

Algunos pilotos de Fórmula 1 han corrido rallies. Algunos pilotos de F1 han corrido el Dakar. Stirling Moss corrió rallies y aunque no disputó ningún Dakar supo lo que es la dureza del desierto, de un raid… y casi muere en el intento.

Posiblemente, Moss conocía el peligro de la competición. En su época fueron muchos los pilotos que fallecieron en accidentes. Pero a buen seguro que nunca pensó que corriera ese peligro hasta que se encontró tirado en un fuerte abandonado por la Legión Extranjera francesa y sin agua.

Le sucedió algo parecido a lo de Thierry Sabine. Se quedó tirado en pleno desierto sin agua y fue rescatado cuando las cosas se comenzaban a poner feas para él, Mike Taylor y Allan Shell.

Michael Taylor ‘enredó’ a Stirling -ya retirado de la F1 desde hacía 15 años- para disputar un rally-maratón, o rally-raid, antesala de lo que más tarde sería el Dakar. Se trataba de unir Londres y Múnich pasando por el Sahara con motivo de la Copa del Mundo de fútbol de 1974, a la imagen del que cuatro años antes y por el mismo motivo había unido Londres y México.  Una prueba que tuvo recorrido español: el tramo entre Burdeos-Bilbao-Córdoba-Algeciras-Tánger

Seis años antes, Taylor había participado en el Londres-Sídney y quedó prendado de estos rallies-maratón. Taylor disponía aún del Mercedes 280 y con los contactos de Moss esperaba tener un coche decente… pero no fue así.

El coche podía ser poco competitivo, pero el espíritu de Moss era sacarle todo el partido posible.  Así que intentaba ir con el menor peso posible; llevar el maletero lo más vacío posible y la cantidad justa de combustible, al menos en Europa. O hacía caso a Taylor le repetía que no se trataba de correr más sino de mantener,

La preparación del coche era precaria Los problemas se acumularon. Algunos eran de detalle, como la altura de los pedales que dificultaba el punta tacón o que la brújula no llevara luz. Otros, más graves, especialmente de suspensión. Sell, mecánico, intentaba solucionar como podía.

Tras atravesar el Atlas y entrar en el Sahara, el equipo sufrió un accidente, el chasis se rompió y la caja de cambios se quedó sin aceite… pero Sell hizo el milagro de ‘resucitar’ el coche. Se les hizo de noche y se perdieron en las dunas, pernoctaron al raso en el desierto y al amanecer se dirigieron a Tamanrasset. En lugar de continuar hacia Níger, decidieron descansar en la localidad argelina y dar tiempo a Sell, ya muy agitado, para reparar el coche y reengancharse camino de Túnez [sólo dos coches realizaron el recorrido completo]

Pero Moss no escarmentó. Siguió pie abajo hasta que rompieron los amortiguadores, el salpicadero se soltó y unas cuantas desventuras más, pinchazos incluidos. Encontraron un fuerte de la Legión Extranjera abandonado y decidieron parar y esperar que les rescatasen.

Las horas pasaban y nadie llegaba. De hecho, eran uno de los últimos competidores en pasar por la zona y el organizador no tenía coche escoba.

¿Agua? La del pozo parecía casi podrida, quedaba la del radiador… no llevaban suficiente reserva personal. Llegó un piloto brasileño, que les prometió dar aviso en el próximo puesto de control… aunque este se encontraba a 800 kilómetros… y les dio un poco de agua.

Moss y sus compañeros le deben mucho a Andrew Cowan, sin saberlo. Muchos de nuestros lectores conocerán su nombre, gran especialista de rallies maratón, ganador del Londres-Sídney, piloto del Dakar y durante años team manager del equipo Mitsubishi del Dakar- quien, sin saberlo, iba a ser el ganador.

Cowan, sin saber lo que iba a sucederle a Moss, vio que muchos coches estaban en mal estado y convenció al organizador, Jim Gavin, que habilitase un par de Land Rover de rescate y siguiera el recorrido del rally. 

Jim Gavin encontró a Moss y sus compañeros cuando Stirling comenzaba a pensar que podría morir deshidratado. Sell estaba ya muy apurado. Gavin no sólo les proporcionó bebida sino también comida y pudo volver a poner el Mercedes en funcionamiento. Aunque tuvieron que abandonar, al menos habían salido del atolladero.

Gavin y Moss entablaron amistad y años después rivalizaron en una especialidad menos peligrosa, carreras de cortacésped.

1 comentarios
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21 Ene 2024 - 14:16
Comment

Estimado Raymond...conosco muchas historias como esta, pero....esta no la conocia, si la de cortacespedes.....y para cuando una nota de la "Londres-Mexico" de 1970?

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