Mazda CX-8 2018: finalmente se queda en Japón

Hoy, la marca japonesa ha hecho públicas las fotografías oficiales de este nuevo modelo, en las que ya se pueden apreciar todos sus detalles. A priori, el diseño del CX-8 tendrá un parecido sorprendente con el actual CX-9, tanto que incluso nosotros tenemos dificultades para distinguirlos, si bien el CX-9 sólo está disponible en América y Oceanía, además de que es ligeramente más largo, ancho y largo –otro crossover de Mazda, el CX-4, tampoco saldrá del mercado chino–. Así, el CX-8 se consolida como el gran SUV de Mazda para Japón.

La llegada del Mazda CX-8 es en cierto modo una novedad, porque se esperaba que fuese el CX-5 el que, modificado, albergase las siete plazas, como ha ocurrido con algunos de sus competidores directos en el mercado europeo, dígase por ejemplo del Volkswagen Tiguan Allspace. Sin embargo, la marca japonesa ha decidido que sea un nuevo modelo el que asuma ese puesto, si bien no lo veremos en el Viejo Continente, al menos durante sus primeros años comerciales.

El nuevo SUV medirá 4,90 metros de longitud y 1,73 de altura, es decir, 35 centímetros más largo y 5 centímetros más alto que el CX-5 –supuestamente, su ancho exactamente igual: 1,86 metros–. Por su parte, en el interior podrá optarse por dos configuraciones distintas: bien con siete asientos y una bancada en la fila intermedia o bien con seis y dos butacas individuales en el centro del coche. En cualquiera de los dos casos, promete una calidad de acabados de clase superior y prácticamente Premium.

Según el Consejero Delegado de Mazda, Masamichi Kogai, "el CX-8 tiene la apariencia, rendimiento y sensaciones de alta gama que los clientes esperan de un Mazda y, además, los adultos pueden sentarse cómodamente en su tercera fila, no sólo los niños", de lo que se extrae que este nuevo y gran todocamino será especialmente amplio, lujoso y acogedor con el propósito de plantar cara a sus fuertes rivales alemanes en la isla del noreste asiático: Audi Q7, Mercedes GLE, Volvo XC90, BMW X5 o Range Rover Sport, pese a que su precio se situará previsiblemente muy por debajo de estos vehículos –aproximadamente, desde 40.000 euros al cambio de divisa–.

Los motores que utilizará serán los conocidos Skyactiv-D y Skyactiv-G, un Diésel de 2,2 litros con potencias de 150 o 175 caballos unido a un cambio de seis relaciones tanto en su versión manual como automática y dos gasolina de 2,0 y 2,5 litros con potencias de 165 y 195 caballos respectivamente y con las mismas opciones de transmisión. No obstante, se espera una versión de gasolina más potente de cara al futuro, pues se trata de un vehículo notablemente pesado pese a ser más ligero que la gran mayoría de sus competidores.