Los últimos BMW i8 salen de la fábrica de Leipzig

El BMW i8 se presentó formalmente en el año 2013, aunque ya desde 2009 habían trascendido varios prototipos que anticipaban sus formas y su filosofía. Nació con 357 caballos y 37 kilómetros de autonomía eléctrica, y unas líneas que no dejaban indiferente a nadie.

Con el paso del tiempo recibiría una dosis extra de potencia para alcanzar los 369 caballos y mejoraría su sistema híbrido enchufable, ampliando la batería de 7,2 a 11,6 kilovatios hora para alcanzar una autonomía de 55 kilómetros.

Y ahora el i8 ya es historia. Las últimas 18 unidades, singulares porque cada una es de un color inédito hasta ahora en el modelo, han salido de la fábrica este viernes bajo la atenta mirada de sus propietarios.

"El grado de personalización de estos vehículos ha supuesto algunos desafíos logísticos y de procesos importantes, pero nuestra unidad de producción ha vuelto a demostrar que nada es imposible", ha dicho el director de la fábrica, Hans-Peter Kemser.

"Todos podemos estar muy orgullosos de que la producción del BMW i8 termine con un final como éste, con especificaciones personales de nuestros clientes con soluciones únicas".

La personalización va más allá de la pintura exterior y también abarca el interior del vehículo, con cubiertas de Alcantara para asientos y volantes, entre otros retoques.

BMW ha dicho en las últimas semanas que su objetivo es conseguir que sus híbridos enchufables posean una autonomía eléctrica de al menos 100 kilómetros. Y cuando lo consiga, siempre podrá decir que el camino comenzó con este deportivo que hoy se despide de los concesionarios.