Bandera roja: cuando estrellarse sale gratis

Es posible que tengan razón. Quién provoca una bandera arruina              las vueltas de sus rivales, que quizás no tengan otra oportunidad por falta de tiempo o de un juego de neumáticos fresco.

Pero no es de eso de lo que quiero hablar. Sino de que provocar bandera roja no debe servir para ganar carreras. Que ‘estrellarse’ —lo dijo porque queda más llamativo que salirse — debe tener un precio y no debe salirse impune si la carrera no puede reanudarse.

El reglamento lo dice claro: se toma la clasificación en el último paso por meta, el inmediatamente anterior a la bandera roja. Es cierto, con el cronometraje electrónico por sectores que tiene un circuito —al menos para la Fórmula 1— se podría tomar el paso por el último sector… pero eso ya entra en los últimos ajustes.

Sin embargo, no va por eso, sino por lo que ha sucedido este sábado en la Fórmula E en Nueva York. Lo de menos es que comenzara a llover, un chubasco, de forma repentina, sino lo que sucedió a continuación.

Los de cabeza se vieron sorprendidos por el chubasco, intenso e instantáneo. Cassidy, Di Grassi y Vandoorne, primero, segundo y cuarto, se salieron en la curva 6 y se amontonaron en la escapatoria. Frijns, que iba tercero, pasó y Mortara evitó el desastre por muy poco, pudiendo reintegrarse a la carrera.

La bandera roja se imponía, por más que en mi fuero interno pienso que de coche de seguridad y de banderas rojas se abusa en nombre de la seguridad y posiblemente para favorecer el espectáculo. Si bien debo reconocer quizás lo que era aceptable, normal, en otros tiempos, no lo sea tanto ahora.
Yo era de los controles que saltaban a pista y a pulso apartaban los coches accidentados. De los que la bandera amarilla en ristre indicaba a los pilotos por donde tenían que pasar. Y era responsabilidad de los pilotos ‘aprender’ donde estaba el lío y evitarlo.

Había lío, también lo hubo en posiciones más retrasadas. Y al comprobar que se iba a tardar demasiado tiempo en tener la pista otra vez operativa, se dio por concluida la carrera. Y con ello, ‘el delito’ de los que habían cometido un error quedaba prescrito. Los causantes del lío salieron beneficiados.

Y para mí esto debería cambiarse. Quien causa una roja no se puede beneficiar. Debe quedar apartado de la clasificación o penalizado no con unos segundos sino en una o dos vueltas.

Hemos dicho en el titular ‘estrellarse’, pero podríamos haber dicho salirse, romper, tocarse… Es decir, causar una bandera roja, no puede, y no debe, salir gratis, ya sea de forma voluntaria —recuerden a Schumacher en aquella clasificación de Mónaco o el ‘piquetgate’ de Singapur, también llamado ‘crashgate’ — o fortuita. El problema debe afrontarse.