Christian Mansell, el piloto de Fórmula 3 que lleva el móvil en el coche

Obviamente, no es que Mansell vaya a recibir o realizar llamadas por el móvil, no tampoco para interactuar en Twitter, sino que se trata de una necesidad médica.

Mansell está diagnosticado con diabetes tipo 1. Tiene constantemente monitoreado su nivel de azúcar a través de una aplicación para teléfono móvil. Los datos son recibidos en tiempo real en el box de Campos por el preparador del piloto, quien le dará la orden de parar inmediatamente en caso de producirse una incidencia relacionada con su enfermedad, sobre todo si hay una caída de los niveles de azúcar, lo que puede provocar mareos, problemas de visión o incluso desvanecimiento, entre otros, con el consiguiente peligro para su propia seguridad y la de sus adversarios.

El delegado médico de la FIA dijo que Mansell está apto para competir, pero los comisarios entienden que permitirle el control a través del teléfono, la forma en que lo hace habitualmente en el día a día, es por ahora la única factible.

Eso sí, advirtió al equipo Campos que será responsable del mal uso del mismo y que para la próxima cita, en Australia dentro de un mes, deberán encontrar una solución más adecuada.

Mansell no es el primer diabético que corre en monoplaza ni en alta competición automovilística. Está Charlie Kimball, que corría habitualmente en IndyCar patrocinado por laboratorios que fabrican insulina o material para diabéticos. Y su coche llegó a lucir el slogan: 'Racing whit Insuline'.

Charlie se tomaba el nivel de azúcar hasta 12 veces antes de una carrera. Poco antes de la salida, le inyectaban insulina. Y durante la carrera era monitoreado todo el tiempo gracias a un parche que llevaba en el brazo y llevaba en el coche zumo de naranja que bebía en cuanto saltaba la alarma de que su nivel de azúcar bajaba.

Kimball, hijo de un exingeniero de McLaren, Gordon Kimball, ya no está en IndyCar, pero en las parrillas hay otro pilotos con la misma condición: Conor Daly.