El proyecto Bloodhound entra en administración judicial

¿Podrá el Bloodhound SSC 100 superar las 1.000 millas por hora sobre tierra? La pregunta está en el aire y quizás no tenga nunca respuesta. Es cierto que Richard Noble ha tenido éxito en sus dos desafíos anteriores. El que le convirtió en el primer hombre en superar los 1.000 kilómetros/hora sobre tierra y el que le permitió convertir a Andy Greene en el primer mortal que superó en tierra la barrera del sonido, algo más de 1.200 kilómetros/hora.

La pareja se había propuesto superar las 1.000 millas por hora (son ‘brithis, off course’) con su nuevo Bloodhound SCC 100. 1.600 kilómetros/hora, casi nada. El coche ya está construido, incluso ha hecho su ‘shakedown’. Y la pista, en un lago seco en pleno desierto sudafricano aparentemente preparada.

Pero el intento real, previsto para 2019 o 2020, primero pensado para alcanzar las 800 millas por hora y más adelante las 1.000, quizás no llegue nunca. Simplemente el proyecto está al borde del colapso financiero y ha tenido que entrar en administración. Se dice que se precisan unos 25 millones de libras (cerca de 30 millones de euros) de forma casi inmediata para salvarlo.

Los administradores judiciales del proyecto son Andrew Sheridan y Geoff Rowley. Éste último ya sabe lo que es lidiar con la competición automóvil. Fue uno de los administradores de la quiebra de Manor, y fue él quien decidió que Force India fuera a parar a manos de Lawrence Stroll hace unos meses. Y ahora debe encontrar un futuro para Bloodhound.

Ambos reconocen que es una elevada suma, pero es casi una pequeñez con lo que se precisa para ser el último equipo de Fórmula 1 o para disputar la Copa América “y con la ventaja de que el legado será duradero”,

El Bloodhound SCC está impulsado por tres motores. El primero en uno a reacción Rolls-Royce tomado del caza de combate Eurojet EJ200. El segundo un motor de cohete Nammo. Entre ambos ofrecen una potencia equivalente a 135.000 caballos, es decir más de 120 coches de F1. El tercer motor tenía que ser un Cosworth ex F1 pero finalmente será un Jaguar V8 sobrealimentado, de unos 800 caballos y que sirve para alimentar de combustible los dos motores de impulsión.

El 'cacharro' pesa unas 7,5 toneladas y el sistema de frenado es peculiar: primero se usan frenos aerodinámicos, después dos paracaídas y sólo cuando la velocidad desciende por debajo de los 350 kilómetros/hora se pueden usar los frenos convencionales. ¡Por supuesto, no hay neumático que resiste esto! Las ruedas son de aluminio, aunque para los primeros test, sobre pistas de aeropuerto, si que se han usado neumáticos.

Hay otros dos proyectos con el mismo objetivo en marcha, pero ambos llevan las cosas de forma mucho más silenciosas. El primero el de North American Eagle de Ed Shadle, muy sencillo e incluso económico: reconvierte un avión de caza F104 en coche cazarécords, aunque se conformaría con alcanzar las 800 millas por hora (unos 1.290 kilómetros/hora) para superar el récord oficial actual. Ed falleció, tras larga enfermedad, el pasado 7 de septiembre, pero el equipo sigue con sus trabajos con Jessie Cobss, la mujer más rápida del mundo, y ya han superado las 480 millas por hora (775 kilómetros/hora). Y el segundo, el de Aussie Invader de Rosco McGlashan, que también quiere conseguir el mismo fin.