Los padres invierten cuatro días en poner a sus hijos en el coche

Los niños se sientan detrás en una sillita dedicada hasta que superan los 1,35 metros de altura, momento en el que ya pueden acceder al asiento del copiloto. Pero cuando son pequeños no siempre es fácil que entren al coche con la celeridad que necesitarían sus progenitores, como prueba el estudio de Seat.

El fabricante de Martorell concluye que los padres alargan sus rutinas en una media de 20 minutos para poner a sus hijos en el coche, bien por visitas al baño de última hora, lentitud para vestirse o dificultad para convencerles de que suban al vehículo, por no mencionar el proceso de sujetarlos en la sillita.

Especialmente ‘dramático’ es el caso del 10% de los españoles encuestados, que responden que prolongan su rutina en 40 minutos para cubrirse las espaldas. El consenso generalizado -41%- es que el periodo más difícil para cumplir con esta rutina es entre los dos y tres años.

Cuando uno va con el tiempo justo, vivir una disrupción de este tipo puede suponer llegar tarde a la oficina. En España, más de la mitad de los progenitores -55%- se retrasan al menos una vez por semana. De estos, el 45% sufre al menos dos retrasos semanales, mientras que un 21% admite que llega tarde todos los días.

Sólo el 19% de los padres españoles llega siempre puntual a la oficina, un porcentaje que contrasta con el 41% que se registra en Alemania

En España, siete de cada diez progenitores dicen temer el momento de subir a los niños al coche y más de la mitad reconoce haber pronunciado improperios por la tensión del momento.

Para agilizar la tarea, el 75% de los padres españoles busca incentivos para los pequeños como escuchar su música favorita, ofrecerles dulces y golosinas, prometer algo al llegar al destino o dejarles el teléfono o la tableta para que vean sus programas favoritos.