Coches de seguridad, banderas rojas y Bakú a la vista

Este fin de semana ha sido un ‘festival de coches de seguridad’. En la Le Mans Cup, los pilotos del primer stint no realizaron más que unas pocas vueltas de carrera, con tres coches de seguridad consecutivos, uno de ellos largo. En la Formula Regional by Alpine, la segunda carrera concluyó con bandera roja a tres vueltas del final y la primera tuvo varias neutralizaciones.

En carreras tan cortas, sobre todo, es un problema, así que cabe preguntarse si verdaderamente estás viendo una carrera o estás ante un desfile. Como no tiene sentido que, en ocasiones, por la lluvia, el coche de seguridad haya estado dos o tres horas seguidas en pista durante una carrera de 12 o 24 horas. Por no hablar de la carrera de le vergüenza en Spa, claro. Y en Australia, ¿no hubiera sido mejor dar la carrera por concluida que una salida para dos o tres miserables y locas vueltas, que al final fueron neutralizadas?

La idea del coche de seguridad es clara. Agrupar los coches para que entre paso y paso las asistencias puedan trabajar sin peligro. Pero el tiempo se eterniza. Primero hay que agrupar los coches, lo que requiere un par de vueltas y luego se comienza a trabajar.

Los medios que se emplean en la actualidad para ‘evacuar’ los coches, las carretillas elevadoras, son lentos. Y después hay que reparar, en su caso, las protecciones.

Todo eso sin contar los que han parado en boxes y corren a la desesperada para atrapar el pelotón o los que se desdoblan, procedimiento que requiere un par de vueltas más si es necesario.

Siempre he pensado que toda esta parafernalia debería ser inútil con la tecnología actual. Ni siquiera el ‘Full Course Yellow’ sería necesario. Bastaría con que los coche ralentizaran lo suficiente en la zona del incidente, no fueran a más velocidad de la circulan por Pit-line. Y las asistencias podrían trabajar sin problemas. Eso sí, la sanción a quien no respetara el límite de velocidad debería ser ejemplar, un ‘stop and go’ de varios segundos y multa importante.

Antes, los controles estaban a pie de pista, dentro incluso si hacia falta, para indicar a los pilotos por donde pasar, por el lado opuesto del incidente. Pero ahora están muy lejos y eso ha pasado a la historia.

Es el momento de pensar en alternativas. Cómo el procedimiento para la resalida. Siempre se tiene por adquirido que las salidas de parrilla son los instantes más peligrosos, pero también espectaculares de una carrera.

Todas estas reflexiones llegan la semana de Bakú, un circuito propenso a que salgan coches de seguridad o que se den banderas rojas, aunque el pasado año sólo hubo dos cortos periodos de coche de seguridad. Seguro que los tácticos de los equipos ya deben a ver estudiado muchas posibilidades.

Reescribir las reglas es, no sólo necesario, sino imprescindible.  Revisar los procedimientos, indispensable. Pero entre tanto vayámonos preparando: coches de seguridad y banderas rojas van a ir a más. El director de carrera no va a jugársela, más vale pecar de prudente.