Alonso, centrado en Baréin, pero con un ojo en Paul Ricard

En Sakhir, con sus cuatro rectas, tendrá mucho más claro el valor del chasis de su McLaren y las carencias de potencia del motor Renault. Son detalles que las características de Melbourne pudieron camuflar e incluso, ofrecer una impresión equivocada.

Pero, por más trabajo que tenga con los ingenieros de McLaren y para comprender las novedades técnicas, sobre todo el ala delantera que estrenará, siempre mantendrá un ojo vigilante sobre lo que sucede en Paul Ricard.

En el trazado francés este viernes y sábado los pilotos y equipos que disputarán el Mundial de Resistencia –y por tanto, las 24 Horas de Le Mans– afrontan no sólo la presentación del Campeonato, sino también dos jornadas –30 horas– de test colectivos.

Alonso, que esta semana ha estado en el simulador de Toyota antes de partir hacia Baréin, seguramente hubiera querido estar allí. Aunque ya conoce el coche nuevo y ha rodado con él día y noche en los test de Motorland, habría querido conocer de cerca a las máquinas de sus rivales y comprobar si los LMP1 privados, no híbridos, suponen una amenaza real a sus pretensiones de ganar las 24 Horas de Le Mans, a causa de las restricciones impuestas a los híbridos, como explicamos aquí. 

Ya vivió, junto a Zak Brown, una circunstancia similar el pasado año en Daytona. Pero lo de América no era un divertimento, pero sí un test para entrenar en la disciplina. Le Mans es algo serio, un paso imprescindible para esa 'Triple Corona', que parece que es un objetivo actual.

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