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Roberto Merhi completó el triángulo español... y cerró el círculo en parrilla. Último, sí, pero aprendiendo. Como McLaren-Honda pero con menos futuro. Y menos presupuesto. Roberto Merhi y Manor van avanzando lentamente. Hoy terminaron sus dos monoplazas. Cosa que no pueden decir todas las escuderías. Salió bien pero se quedó rápido sin gomas. Así lo cuenta:

Día para olvidar en la oficina de Carlos Sainz. Y de Toro Rosso. Bailaron sobre el asfalto de Shanghai con un motor Renault que no permite excentricidades en las rectas. Difícil adelantar y aún más mantener la posición. Un trompo en la curva 1 al principio de la carrera; y un problema en la caja de cambios completaron la ecuación en la que X fue igual a ser 14º. Así lo cuenta el español:

Mitad de la tabla. Sonrisas. Los japoneses y británicos poco a poco empiezan a desperezarse. El MP4-30 cada vez está mejor maquillado. De no poder dar ni una vuelta... a la mitad de la tabla. Un viernes distinto para McLaren-Honda. Una jornada de entrenamientos que ha de marcar la hoja de ruta futura. Todo pareció funcionar bien. En clasificación no esperan tener ese rendimiento pero aún así son positivos. Poco a poco, lo mejor, está por llegar.

Nadie dijo que iba a ser fácil. Ni tampoco tan difícil. Pero poco a poco el proyecto McLaren-Honda va encontrando la luz en su lúgubre sótano. Tres meses donde han pasado de no poder dar ni una vuelta; a colocarse en la zona media de la tabla. Los progresos llegan con cuentagotas pero no consiguen robarle una mala cara ni a Button ni a Fernando Alonso... ni a Yasuisha Arai.

Ser segundo no es una opción. Un mal de muchos a lo largo de la historia que no existe como consuelo en el diccionario de Fernando Alonso. No es tonto. La vida le dictaba en 2014 que su futuro en Ferrari había terminado. Que ganar un Mundial quedaba muy lejano para él. Apareció Honda, McLaren y sus ilusiones se renovaron. Ahora, todo parece más negro que cuando se fue, pero el español no se arrepiente.

"La dirección se bloqueó hacia la derecha pero no se ve en la telemetría". Aquí parecía acabar la montaña de especulaciones sobre un accidente de Fernando Alonso que conforme pasaba el tiempo, albergaba más misterio que una novela de Agatha Christie. Unos lo aceptaron. La mayoría. Otros, sin embargo se niegan a creer la palabra de Fernando. El 1+1 son 7 no va con los medios alemanes.

En el Olimpo de Brackley todo era festivo. Idílico. Sobre todo para el 44. Les sobraba una mano para batir a sus rivales. La obra arquitectónica de Aldo Costa y compañía gozaba de una superioridad como el que compara a un revólver con una pistola de agua. Pero apareció Ferrari y sus celo de volver a la cima. A base de talento...y millones.

Nuevo futuro para él. Finalmente, 'en casa', en la Fórmula 1. Otro de los juguetes rotos de Sauber que también ha encontrado una salida a su difícil situación. No monetaria, como Giedo Van der Garde, sino deportiva. Adrian Sutil ha sido nombrado oficialmente por Williams como nuevo piloto reserva de la escudería.

Momentos difíciles. Oleadas de rumores que se abrían paso entre un paddock virtual de informaciones sobre el accidente de Fernando Alonso. Miles de opiniones y teorías después, Alonso abrió la boca para destapar la verdad. Una verdad que no venderá tantos diarios como lo escuchado y leído anteriormente pero la verdad, al fin y al cabo.

Apareció con esa media sonrisa como escudo. Es mueca de 'I´m back'. Ese gesto travieso de que la verdad iba a salir a la luz. De blanco McLaren-Honda. Del color con el que quiere que se cumplan sus sueños. Costó adaptarse a la imagen de un Fernando que ya no vestía el color rojo. Y no se arrepiente de ello.

El 1 y el 2. El 2 y el 1. El que quiere ser. El que es. El hermano mayor dominando al pequeño. El travieso que quiere se más que el primogénito. La historia de la vida. La Fórmula 1. Así es y será. El eterno 'y si'. El 'si hubiera hecho esto', 'si hubiera sido de esta manera' o 'de la otra'. Da igual. Todo ese juego de quizás y dudas no podrán ser resueltos. Divagaciones que sirven como plato principal en las discusiones de mesa de bar, o, actualizando, a disputas 'twitteras'.

Un chico feliz que tiene la dichosa tendencia a transmitírsela a todo el que le rodea. Una sonrisa que transmite confianza y serenidad en todo lo que aporta. Un veterano de 22 años. Un campeón. Bicampeón de MotoGP. Como Fernando Alonso y la F1. Senderos comunes con Honda como punto de unión. Y un objetivo: su tercer título Mundial. 

Mercedes, Mercedes...y Ferrari. Hamilton, Rosberg y Vettel. Primer podio de la temporada con la sorpresa de un hombre de rojo sentado al lado de los inamovibles guerreros de Brackley. El alemán que hoy ha levantado alguna sonrisa en la afición ferrarista al lograr un peldaño de un cajón destinado a ser plateado. Un imposible hace unos meses.

La vida sigue igual. Y seguirá así durante un espacio de tiempo previsiblemente largo. Si no bajan los astros o se alinean los planetas, el 2015 será de Mercedes. Hamilton se vistió de Thor en Australia para tirar de martillo. Victoria impecable para él...y a su vera un Nico Rosberg con el traje de la indiferencia. Tranquilidad alemana. En el tercer peldaño: Vettel. Para ellos, Ferrari será su rival más cercano esta temporada.

Rozando el podio con los dedos. La miel se quedó en los labios de un Felipe Massa que tuvo la tercera posición a tiro de piedra. Vettel no lo permitió en su estreno de rojo. Para la historia quedará su comunicación final tras la bandera ajedrezada: "Ragazzi, forza Ferrari". Y también se recordará que la espalda de Bottas le impidió formar parte de la salida en Australia. Mientras Mercedes vive en el Olimpo, la tormenta entre los mortales parece que será entre Ferrari y los de Grove.