Magnussen teme el retorno a la 'subasta' de volantes en la F1

Te imaginas reunir a todos los aspirantes a entrar en la F1, probar con 3 ó 4 coches y luego que papá o el padrino pujen por la opción que parece más eficaz. Una subasta pública como la de los automóviles clásicos.

Es una idea loca, claro. Como la que ha lanzado recientemente Cyril Abiteboul diciendo que quizás los pilotos debieran rotar cada tres o cuatro Grandes Premios para que todos dispusieran alguna vez de coche competitivo y sufrieran un mal coche. La de Abiteboul no es una idea nueva: Ecclestone y Mosley ya la propusieron de forma que todos los pilotos pilotaran al menos una vez cada coche, de eso hace más de una década. E incluso hubo quien propuso el sorteo en cada GP de los coches.

Volviendo a la subasta. Parece ridículo e irreal. Pero sólo aparentemente porque de forma discreta ya es lo que sucede en muchos casos. Para que haya fiesta, alguien debe pagarla. Los equipos tienen dos formas de ingresos: los derechos comerciales que les da Liberty, que representan en la mayor parte de los casos sólo el 30 o 40% de los ingresos, mientras que el resto debe venir de los patrocinadores. Y si estos no son suficiente, hay que buscar pilotos que los completen.

La clave es que sin dinero no hay buen coche y sin buen coche no hay resultados. Si un piloto aporta lo necesario para poder construir un coche más competitivo, el equipo sale ganando.

Kevin Magnussen cree que la F1 se va a ver abocada a ello en los próximos años de una forma mucho más amplia y evidente que en los últimos años. Una de las razones, aunque no la cita, es que los patrocinadores cada vez son más escasos y menos ‘generosos’ y que la crisis del COVID-19 acentuará ambas facetas, con pocas excepciones.

"Aunque quisiera seguir en Haas es muy posible que deba ceder el asiento a un piloto de pago. Si tengo que pagar por correr, no estaré en F1. No puedo pagar y tampoco me voy a poner a buscar dinero, no quiero", ha dicho Magnussen.

En el pasado el riesgo era mucho mayor. Porque ahora los que están dispuestos a pujar para subir a un F1 antes deben haber obtenido la superlicencia, lo que limita bastante las posibilidades.

Pero una cosa tengo clara: la ‘subasta de volantes’ sólo acabará el día que los equipos de F1 puedan vivir con los ingresos que les ofrece el promotor. Y estamos muy lejos de esa figura. En la F1 y en todas las otras disciplinas del motor.